ÁLVARO JESÚS URBANO ROJAS
En el marco de las festividades navideñas, y las posibles afectaciones que estas tendrían en el número de contagios por covid-19, y la seguridad de la ciudadanía; la Alcaldía de Popayán, tomó la determinación de decretar toque de queda. La medida regirá los días 7, 24 y 31 de diciembre; desde las 11 de la noche, hasta las 6 de la mañana. El alcalde, Juan Carlos López Castrillón, expresó que la decisión responde a la necesidad de garantizar un “diciembre seguro y saludable en Popayán; con medidas que aporten significativamente a la seguridad de los ciudadanos”.
Según versiones oficiales, el panorama de contagios por covid-19 en Popayán, continúa en aumento, el departamento del Cauca ha confirmado 16.001 casos de contagios; de los cuales 11.185 se han registrado en Popayán. Los casos activos ascienden a 998 y la cifra de fallecidos llegó a 450. Para el control durante estas fechas, la Administración Municipal trabajará en conjunto con las Policía Nacional y la Secretaría de Gobierno.
Aplaudo la decisión del Alcalde, es oportuna y afortunada. La actual situación es calamitosa, al punto que ha logrado que el mundo abandone sus costumbres, sus pensamientos, su manera de entender la vida. Avanzamos, retrocedemos, vamos de un lugar a otro, hacemos algo de esto o aquello, para ganarnos el sustento. De repente, sin que nadie haga nada, nos confinan, nos aíslan, cierran las ciudades, los teatros, los bares, los restaurantes y el mundo se paraliza, no hay deportes, fiestas, ceremonias, estudio ni trabajo, no hay viajes y todas nuestras rutinas quedan suspendidas y aplazadas.
Sin contar con nuestra opinión, el universo nos libera de una sociedad de consumo que nos esclaviza y domina, agresiva, competitiva, salvaje y agreste, encadenándonos a nuestro diario vivir: ir al trabajo, la escuela, a la iglesia, al teatro, viajar, ir de compras, y en eso se convierte nuestra vida. Pero ahora entendemos que no es así, la virosis ha roto estos hábitos, siendo una oportunidad fantástica para reorientar nuestras vidas, rompiendo paradigmas que nos hacen daño.
Si el tiempo pasa y no cambiamos, desperdiciaremos una magnífica oportunidad de hacer una reingeniería a nuestras vidas. El mundo cambió sin nuestro consentimiento, ahora podemos tener la vida que merecemos, la amenaza nos obliga repensarnos, ¿dónde ponemos la energía? ¿Para qué estamos viviendo? ¿Para qué nos levantamos en las mañanas? El mundo va a ser mucho mejor tan pronto como esto termine, cada generación debe salir de su esclavitud.
Podemos tener una vida más saludable, un planeta menos maltratado. Todos los supuestos, ahora pueden ser cuestionados, los hábitos ahora pueden ser desafiados, los miedos descartados, dejarnos de preocupar por banalidades. Hoy nos estamos tranquilizando, todo está cambiando y está cambiando para bien.
Volvió a ser importante la vida, por sobre la economía, la política, el dominio del otro; hoy estamos madurando como especie humana y eso es algo hermoso, no es una advertencia, ni castigo, no es el juicio final; esto va a pasar y nos vamos a encontrar en un mundo más limpio, amable, humano, leal, más sano desde el punto de vista político, geográfico, financiero y personal. Entonces, La navidad será un momento hermoso de reflexión y alegría, una época para pensar no en nosotros sino en los otros, de estar más vivos, más entusiastas en nuestra misión y propósito, vamos a hacer la liberación que no hemos logrado, porque que nos sobrará tiempo, para estar en casa, convertirnos en mejores padres, hijos, mejores hermanos, mejores esposas, mejores maridos, porque no tenemos opción, no tenemos donde ir.