Por Alexander Paloma
Reportero Gráfico El Nuevo Liberal
La Procesión del Santo Entierro de Cristo que se desarrolla el viernes en Popayán, tiene entre sus pasos el Santo Cristo y el Santo Sepulcro, ambos nacieron del Santo Sepulcro, el cual está constituido por el sarcófago y la imagen yacente de Cristo, que en principio, juntas, hacían la unidad completa. Ésta fue traída en el siglo XVIII por la tía y la madre del Sabio Caldas, el sepulcro tiene enchapes en carey (caparazón de tortuga marina), marfil y en las esquinas tiene unos bordados en plata dorada.
El Cristo que acompañaba el Santo Sepulcro durante todo el año, siempre estuvo en su cruz y los viernes santos en la tarde con la ceremonia de descendimiento se le ubicaba en el Santo Sepulcro, para luego salir a la procesión. “Se le hacía una ceremonia muy religiosa, de mucha solemnidad, de acuerdo al ritual histórico tal como fue bajado Jesús de la cruz para sepultarlo”, indica Ignacio Angulo Rojas, síndico del Santo Sepulcro.
El sarcófago del Santo Sepulcro se veía solo en Semana Santa, permaneciendo oculto durante el resto del año, viendo esto, Carlos Ayerbe Arboleda, miembro de la orden del Santo Sepulcro le propuso a la Junta Permanente Pro Semana Santa y al entonces Arzobispo Diego María Gómez, donar una imagen para exhibirlo, propuesta que fue bien recibida y aprovechando la presencia en Popayán del escultor español José Asensio Lamiel, se procedió a encargarle la imagen que culminó en 1963 y que hoy acompaña permanentemente el sarcófago que se puede apreciar durante todo el año en la iglesia de Santo Domingo. Desde el año 1964 la nueva imagen de Cristo Yacente sale en procesión.