La historia de Luis Carlos Paz en la Selección Colombia tiene lugar en el Mundial de Chile 62, aunque no jugó ni un minuto, dejó su huella que se mantiene vigente hasta nuestros días.
Por Juan Camilo Palomar
El caleño Farid Camilo Mondragón será el jugador de selecciones Colombia más viejo que haya sido inscrito oficialmente en un mundial de fútbol. Otro caleño tiene el record contrario, el de ser el jugador más joven inscrito por la federación colombiana para participar en un mundial: Luis Carlos Paz. Vive en el barrio Ciudad Córdoba en Cali, y se rebusca como tramitador de la Dian en la Plaza de Caicedo.
Juan Fernando Quintero podría convertirse en el hombre más joven de una Selección Colombia en jugar un Mundial, pero el más joven que por esta selección fue a un Mundial tiene nombre propio.
Con 19 años, cercano a los 20, Luis fue un adelantado en una época en la que los jugadores saltaban al profesionalismo después de los 23 años. Fue el mejor joven de Colombia y obtuvo su llamado a la selección como resultado de sus actuaciones en las temporadas de 1960 y 1961 en el América de Adolfo Pedernera. Jugó más de 100 partidos en esos dos años con la casaca escarlata porque, para ese entonces, el torneo colombiano se jugaba a cuatro partidos con cada uno de los 12 equipos participantes. Eran dos de local y dos de visitante.
Si hubiera tenido la misma exposición que tuvo Pelé, contemporáneo suyo, hubiera podido brillar tanto como él en sus años de gloria, pero en las condiciones de Colombia. El rey Pelé se consagró joven por su actuación en el Mundial de Suecia 58 y por ganar tres mundiales de cuatro en los que participó, siendo el más joven en salir campeón, el más joven conquistando el bicampeonato y el único en el mundo que ha ganado tres mundiales. Luis Carlos fue, en cambio, el joven más talentoso del fútbol colombiano en el comienzo de la década del 60.
Pero estos son otros días, ahora hay cámaras y videos de todos los jugadores para promocionarlos y un joven puede encontrar fácilmente una salida al exterior –me explica para calmar el fanatismo que se ha contagiado del fútbol actual- son épocas distintas. Antes, de los que jugaban bien al fútbol en Colombia sólo salían muy pocos a otros países.
Los de Luis Carlos fueron tiempos en que no había un amplio servicio de televisión, hace poco había llegado a Colombia esa tecnología y era un lujo para quienes podían sentarse al frente de esos primeros aparatos que daban imagen después de que su sistema de tubos se calentara. Para las demás personas en el país, de clases media y baja, sólo había un radio transistor por medio del cual se escuchaban y se formaban millones de colombianos con la radio Sutatenza, y lo más cercano a lo comercial en los medios eran las radionovelas, que juntaban a las familias en las noches para recrear la imaginación.
El día del partido contra la URSS, Luis Carlos Paz quiso acercarse a Lev Ivanovich Yashin, portero de esa selección, conocido como la araña negra pero su español pausado no le permitió comunicarse con él, ni pedirle su camiseta a cambio de la tricolor, porque para entonces en el combinado patrio sólo les daban un uniforme que debían conservar para todo el Mundial. Luis Carlos se quedó entonces sin cruzar palabra con el que hasta ahora ha sido considerado como uno de los mejores porteros de la historia del balompié mundial.
En ese año, la presencia de este caleño pasó desapercibida en el Mundial, pese a que era uno de los seis vallecaucanos que integraban la tricolor, junto a su amigo de infancia Jaime “Charol” González, Marino Klinger, Aldemo Achito Vivas, Eusebio Escobar, Marino Klinger y Delio “Maravilla Gamboa. De esa camada de vallecaucanos faltó Carlos Montaño porque días antes, en la concentración en Palmira, un policía le pidió que lo acompañara a Cali, y viniendo por la carretera se volteó el jeep donde iban. Lo acusaron de conducir ebrio y se perdió el mundial.
En el 62, las reglas de la FIFA no permitían cambios durante un partido, solo antes de que comenzara. Así que los 11 jugadores que saltaban a la cancha debían terminar el compromiso. Contra Uruguay, Colombia perdió 2-1 aunque lo ganaba 0-1 en el primer tiempo, pero en el trámite se lesionaron dos jugadores, entre ellos Delio Gamboa, y para el segundo tiempo salieron con nueve a la cancha. La garra charrúa les remontó la que podía haber sido la victoria del debut.
Luego vino el 4-4 ante la Unión Soviética, y la sentencia de quedar eliminados ante Yugoslavia al ser goleados 5-0. Ahí acabó la historia de Colombia en la cita orbital. Ahí quedó la experiencia de Luis Carlos Paz como suplente de una tricolor histórica. La de Adolfo Pedernera. La del primer mundial.
Desde ese día, guardó en su armario la camiseta que le dieron de la Selección Colombia, con el esmero de quien guarda un tesoro en medio de sus pertenencias, aunque esta prenda se deshizo hace poco, cuando quiso sacarla de nuevo para recordar esas buenas épocas. Los 52 años que pasaron en medio convirtieron en un lejano recuerdo a la camiseta, y en un montón de hilos a la tela de aquella preciada casaca.
La corta carrera profesional
Joven debutó y joven se retiró. Fue un adelantado siempre, hasta para decir adiós al fútbol. Jugó en el América hasta 1966, pero en sus primeros años no cobró los sueldos que le correspondían porque no sabía que por hacer lo que le gustaba le debían pagar. Su sueldo era de 1.200 pesos, y tenía un incentivo de 200 pesos más cuando ganaba los partidos.
En el 67 jugó para el Deportivo Cali que dirigía el argentino Pancho Villegas, para luego pasar por Once Caldas, Santa Fe, Millonarios y Tolima, equipo con el que se retiró en 1972, a los 30 años, luego de rechazar una oferta del Bucaramanga porque algunos amigos suyos le habían advertido que el presidente de aquel entonces en los leopardos no era muy bueno para pagar los sueldos que prometía. Decidió entonces hacerse a un lado del fútbol profesional, aunque no dejó de jugarlo al menos hasta los 50 años, cuando sus piernas le pidieron un descanso.
Desde el día que se retiró del profesionalismo, Luis Carlos Paz se convirtió en tramitador de la Dian, un visitante habitual de la tradicional Plaza de Caicedo, donde a veces coincide con otros jugadores de su generación como el ‘Barbie’ Ortiz, Miguel Escobar, ‘Moño’ Muñoz, o la ‘Mosca’ Caicedo. A veces se encuentra con Achito Vivas, aunque hace un tiempo no habla con él. También supo que Delio ‘Maravilla’ Gamboa se vino de Bogotá cuando murió su esposa, a finales del año pasado, y se instaló en su casa con sus hijos. La muerte de su compañera sentimental parece que fue un golpe duro para Maravilla, a quien hace días le diagnosticaron principios de Alzheimer, y pasa sus días descansando en el hogar que tiene al norte de Cali.
Luis Carlos no volvió a asistir al Pascual Guerrero a pesar de ser hincha del América, y se aburre viendo los partidos del fútbol colombiano por televisión. Tampoco va a las escuelas de sus amigos ex futbolistas en los partidos de barrio. Su amor por el fútbol, dice, se vivía mejor cuando era jugador y podía estar en la cancha. Ahora que no juega no le encuentra tanto sentido, aunque sí es aficionado a los buenos partidos del fútbol internacional.
Su tono de voz, como su andar, es pausado. Dice que después del fútbol nada le sobró pero tampoco le faltó. Habla precavido desde que le hicieron una entrevista que leyó hace poco en un periódico local en el que, a su juicio, lo hacían ver como un mendigo, que se la pasa merodeando por la Plaza de Caicedo para ganar algunos pesos. Pero no. “A mi me pagan por trabajar, y con eso sobrevivo. No me gusta quejarme”, agrega con algún tono de reclamo. También sonríe cuando le pregunto dónde verá los partidos de Colombia en el Mundial, porque sabe que los verá en el centro de Cali, con sus amigos, brindando con aguardiente o una que otra cerveza para que a la Selección le vaya bien, y también porque sabe que fue siempre un adelantado, y que sigue vigente su leyenda como el más joven de Colombia en un Mundial.
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