“El proceso de paz es más importante que cualquier presidencia”: Peñalosa

El candidato de la Alianza Verde, con sus casi 60 años bien camuflados con una energía que se le nota hasta en el caminado, quiere llevar sus ideas diferentes al resto de Colombia. Esta entrevista es la primera de una serie que El Nuevo Liberal realizará con los candidatos que se disputarán la Presidencia de la República el próximo 25 de mayo.

Por: Claudia Palacios
@claudiapcnn

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Hace poco estuvo en el santuario del Señor de los Milagros. ¿Qué milagro le pidió?

Yo no soy muy practicante de la religión pero sí me gusta entrar a la iglesia, preferiblemente cuando no hay misa. Más que pedirle por triunfos electorales le pido con gran energía que me ilumine y me de sabiduría para tener la capacidad de resolver los problemas.

¿Le ha funcionado?

Voy a contarte una historia que nunca he contado. Cuando me posesiono en un cargo nuevo me muero de pánico porque soy consciente de la responsabilidad que tengo. Cuando me fui a posesionar en la Alcaldía tuve diarrea por una semana. Pero a la pregunta de si me ha funcionado respondo que sí, ya que se han logrado hacer cosas importantes.

¿Por esa inspiración y devoción le han llegado ideas que son buenas soluciones?

Dios organiza muchas cosas. Cuando uno se tensiona los procesos no fluyen y las ideas no surgen, la creatividad y la imaginación son muy importantes para encontrar soluciones distintas a las ya implementadas. Einstein decía que no es posible tener resultados distintos haciendo lo mismo que se viene haciendo desde antes. Por ende, hay que aproximarnos a los problemas de maneras distintas.

Veo que en esta campaña usted ha aprendido la lección de las anteriores. Es que muchos dicen que usted es muy bueno como gobernante pero muy malo como candidato porque va diciendo todo lo que piensa.

No hay que decir mentiras, pero tampoco hay que decir toda la verdad. Algunas cosas no se dicen no porque sean malas o vayan a afectar a alguien sino porque son propuestas distintas y pueden sonar un poco locas. Un ejemplo de ello es mi alcaldía. Cerca del 90% de lo que hicimos, si yo lo hubiera comunicado en campaña, la gente me hubiera dicho que estaba loco. Ideas como el Transmilenio que ahora se ve que funciona, los sesenta o setenta kilómetros de aceras para bicicletas, las mega bibliotecas o el pico y placa. También los 300 kilómetros de ciclorutas, que es una idea que en el mundo hoy está de moda pero en aquel momento no existían.

Qué decirle a los que piensan que por su gran conocimiento en movilidad usted mejor debería ser ministro de Transporte, o por lo que sabe de agro estar en la cartera de agricultura, o por su énfasis en educación dirigir ese ministerio. Y que después sí podría ser presidente porque los problemas de Colombia son mayores a esos tres asuntos que son su fuerte. ¿Por qué no esperar?

Lo que se necesita es la capacidad gerencial y de liderazgo. Las carreteras o los puentes no son el objetivo realmente, sino vivir mejor. Lo que yo tengo es una capacidad gerencias que implica saber escoger su personal, lograr que trabajen en equipo y que en conjunto se produzcan buenos resultados. Las grandes empresas saben eso, por eso se puede dar el caso que al Presidente de IBM se lo lleven a Coca Cola o Siemens y eso no significa que éste señor sepa cómo hacer turbinas o producir la gaseosa, sino que tiene la capacidad de poner a una organización a producir resultados.

Yo tengo algo que necesita Colombia, un presidente libre de compromisos con la maquinaria de la política tradicional. Los colombianos entienden que cualquier empresa colombiana que no estuviera dirigida por las personas más idóneas sino por los recomendados de los políticos tradicionales, duraría tan solo unos pocos meses. Creo que a pocos colombianos les han ofrecido tantos ministerios como a mí. ¿Por qué no he aceptado? Porque estoy convencido que la fuerza de un líder político es crear y tomar decisiones difíciles y siempre he sentido que no habría tenido el margen de acción para asumir todos los costos políticos que son necesarios para resolver los problemas. Sin duda ser Ministro es una experiencia valiosa pero en ese cargo hay que aprender a obedecer mucho y a veces eso no es lo mejor para un presidente.

¿Usted es desobediente?

Si yo hubiera sido nombrado de seguro me hubieran retirado del cargo a los dos meses porque estaría generando muchos problemas a quien me designó por ensayar cosas distintas. Si tenemos un presidente cuyo liderazgo es relativamente débil, como el candidato-presidente, es más vulnerable que cualquier otro por las concesiones que hace a la política tradicional.

¿Usted cree que de ser presidente sí podría hacer funcionar el Congreso siendo que solo tiene unos 4 senadores de su partido?

Sí. Ya lo logramos en la alcaldía y teníamos exactamente la misma situación, el Concejo de Bogotá no es nada fácil, y hay muchos otros políticos buenos que están interesados en que el país funcione, no somos los únicos.. Yo creo que es posible que los políticos tengan lo que quieren, esto es, crédito y reconocimiento por su trabajo pero no vamos a hacer concesiones cueste lo que cueste, y si es necesario hacer un referendo radical para transformar la estructura política del país pues llegaremos a esa instancia.

¿Un referendo con qué fin?

Habría que ver en su momento para qué se emplearía. Puede ser para aprobar algunas normas que estén siendo obstaculizadas por el Congreso o para cambiar el Congreso, en fin. Para aprobar el acuerdo de paz deberá hacerse un referendo que también podría abordar aspectos profundos para crear estructuras que logren una Colombia más igualitaria, más funcional y con un Estado descontaminado de politiquería.

No solo abordaría los acuerdos a los que se llegue en La Habana sino que incluiría estas reformas…

Estas dos cosas podrían ir juntas. Podría hablarse de una reforma política de fondo por ejemplo.

Ya que menciona el tema de la paz, ¿estaría de acuerdo en darle curules regaladas a los guerrilleros que firmen el acuerdo?

No solo tienen que firmarlo sino que deben tener las sanciones que no pueden ser suspendidas, debido a los parámetros internacionales o por lo que ha dicho la Corte Constitucional acerca de la imposibilidad de que todas las penas se suspendan aun cuando no hay un pronunciamiento de fondo por ahora. Ahora bien, más que las sanciones a mí me interesa la garantía de no repetición. Respeto la negociación y las partes pero no me parece grave ese asunto. Preferiría que fueran elegidos pero hay otros asuntos que son más importantes. Lo que no podría permitirse por ejemplo sería la existencia de regiones por fuera del control del Estado. Estos son detalles de la negociación y yo confío en los negociadores. Estoy convencido que no podemos tener una paz con impunidad total pero tampoco sin generosidad.

¿Usted respalda el proceso de paz?

Me parece lamentable que el candidato-presidente haga política con la paz y gaste miles de millones de los colombianos en campañas de televisión hechas por el Ministerio que representan también la misma campaña que él está haciendo, eso no es ético. Aun así respaldo las negociaciones a pesar de que las encuestas reflejan que el 70% de los colombianos no creen en ellas. El proceso es más importante que cualquier presidencia y si mañana se firma el proceso y se reelige el candidato presidente pues bienvenido ese costo. Lo más fácil sería ponerle ‘peros’ al proceso y cualquier asesor político me lo diría con base en las encuestas.

Pero usted va segundo porque no está poniendo en riesgo la carta que se está jugando el Presidente Santos por la paz…

Tener una buena atención en salud, sacar un celular en la calle sin tener miedo a que los maten o los roben es mucho más importante que los acuerdos en la Habana para muchos colombianos. La realidad es que el gobierno, el candidato-presidente, está tratando de convencer que no hay temas más importantes como la educación, la seguridad urbana o la salud y por ello se siente excusado de lo que pueda pasar en estos aspectos aun cuando no está asegurado que las negociaciones tengan éxito.

¿Cómo lo han recibido los empresarios cuando ha ido al Pacífico?

Yo he dicho que voy a transformar el Pacífico pues hoy no tenemos Pacífico en Colombia. Una medida de éxito en nuestra gestión será la transformación de Quibdó, Buenaventura y Tumaco. Buenaventura se piensa sólo en términos de barcos y tractomulas pero no tiene carreteras con andenes que respeten la dignidad humana. El principal desafío es hacer ciudades bien hechas. Hoy la gente va en camionetas con aire acondicionado al centro comercial. Yo sueño con una ciudad donde la gente vaya en el bus, en bicicleta, y esté socialmente integrada.

¿Cuándo fue la última vez que bailó salsa?

Soy malo para bailar y la salsa me parece la más difícil de todas. Pero estuve en el Salsódromo, con mi hijo de vacaciones en la feria del año pasado.

O sea que usted tiene dos pies izquierdos…

Soy ‘tronquísimo’ para bailar. La salsa me parece muy difícil.

¿Entonces mejor canta?

Sí, me encanta. Lo hago con frecuencia cuando voy en el carro. Mucha música gringa, y la ranchera me gusta, por ejemplo.

¿La última vez que lloró?

Creo que fue la vez que perdí la última elección. Yo no lloro mucho pero sucede, desde luego.

Veo que fue al médico hace poco ¿Qué le pasó?

Sí, me cogieron unos puntos. Yo salgo muy temprano a montar bicicleta a las 4:30 de la mañana. No prendí la luz para no despertar a mi esposa porque soy un marido muy amoroso, y me pegué con una esquina del armario en la frente.

¡Uy, tiene que aprenderse la distribución de la casa! ¿Qué errores en su vida política no va a volver a repetir si es elegido presidente?

He aprendido que la labor de comunicación es muy importante. En los barrios más pobres de Bogotá hicimos unos colegios de lujo y los vecinos no supieron que los hice yo. Tenemos que usar mucho más los medios de comunicación para explicar lo que se está haciendo.

Otras personas que trabajaron con usted en campañas pasadas dicen que usted no escucha mucho a su equipo de trabajo. ¿Es cierto, será algo también para corregir?

Yo soy entusiasta y apasionado. No creo que haya alguien que trabaje conmigo que diga eso. Hay cosas que uno no puede oir. Por ejemplo cuando estábamos quitando miles de carros de las aceras mucha gente me decía que cediéramos en esa postura. En otras situaciones desde luego sí escucho.

Usted va a cumplir 60 años y no parece. Si no tuviera pelo blanco uno diría que tiene 49 años. ¿Cómo se mantiene  así, aparte de montar en bicicleta?

(Risas) ¿Verdad?, bueno, no me cuido ni me preocupo por la ropa. Si me veo joven, maravilloso pero no me afano por ello.