CAYO BETANCOURT
Una solicitud de último minuto, un cambio de prioridad y el impacto en la planeación pueden ser algunas de las razones para decir no; una respuesta simple que puede acarrear algunos problemas, especialmente con jefes autocráticos o en organizaciones jerárquicas donde las órdenes se cumplen directamente sin preguntar. El problema de las solicitudes extemporáneas está asociado con un cambio en las prioridades y la necesidad de satisfacer un requerimiento que posiblemente esté asociado con problemas de planeación o un descuido. Desafortunadamente, en algunas ocasiones las personas desean ejercer autoridad a través de tareas asignadas aleatoriamente o al finalizar el día, generando una secuencia de urgencias que no permiten diferenciar una solicitud real. Un proceso adaptativo incluye la negación a estas solicitudes, seguida por la explicación de las prioridades y cómo se verían afectadas las tareas planeadas al cambiar su prelación.
Un gerente planteó el siguiente problema en una sesión, sus resultados estaban afectándose cuando cambió el director de área, inicialmente trató de cubrir las solicitudes con trabajo extra, pero llegaron a ser tantas que desbordaron su capacidad operativa; la evaluación semestral mostró un desempeño bajo y tuvo un llamado de atención por la calidad de los entregables y la demora en las fechas comprometidas, estaba en una situación complicada, un segundo llamado de atención quedaría registrado en su currículo y las aspiraciones de cambiar en la organización podrían demorarse un par de años mas de lo planeado. La gerencia de recursos humanos estaba preocupada por el descenso en los resultados y a la vez observó que el nuevo director tenía un mejor desempeño que en el área anterior. En luna segunda sesión de evaluación, se observó que parte del trabajo estaba desviándose hacia otras actividades y sus entregables se afectaron, se sugirió declinar las solicitudes que no estuvieran relacionadas con sus actividades diarias y exponer las prioridades de entrega; luego de varios meses se observó una mejora en los resultados.
Decir no es diferente a nunca, la negación muestra respeto por las prioridades y genera conciencia colectiva de resultados por objetivos, permitiendo enfocarse en las tareas programadas. Judith Stills en Psichology Today indica que decir no es una afirmación de uno mismo y reconoce implícitamente la responsabilidad personal. Decir no apoya la gestión colectiva y la conciencia de trabajo en equipo, evita desbalance en la carga de trabajo y permite una distribución equitativa de tareas.
En el plano personal y social, decir no afirma la personalidad y permite evitar compromisos molestos o generadores de problemas. Por ejemplo, decir no a salir un jueves con los amigos permite atender la reunión programada con un cliente el viernes a primera hora, situaciones con la pareja pueden aclararse directamente y evitar inconvenientes futuros. William Leith en The Guardian indica que decir no permite priorizar elementos importantes en la vida frente a decisiones superfluas, especialmente cuando decir si genera un compromiso para satisfacer la necesidad de un tercero a costa propia. Decir no es diferente a ser negativo, es una apreciación por las decisiones propias y por el bienestar de quienes nos rodean; aceptar una invitación a un evento en el cual no se va a sentir cómodo o a una película que no es del agrado puede resultar frustrante, debido a esto, aclarar la perspectiva y discutir las opciones abiertamente genera confianza y evita situaciones incómodas.
Susan Bishop de Harvard Business Review resalta la importancia del no en los negocios, especialmente aquellos que generan dudas, inconformidad y basado en la experiencia se observa que no tendrán un buen resultado. La madurez en el mundo de los negocios y las expectativas de los clientes aseguran un nicho de mercado que cada compañía debe explotar para un bien común, las decisiones basadas en números, análisis detallados y revisadas en conjunto evitan inconvenientes o negociaciones forzadas que producen problemas.