La carretera Internacional: La Panamericana, desde hace unos años, se ha convertido más en un instrumento de presión, por parte de diversos sectores sociales, para demandar atención de los gobernantes a sus peticiones, que en un instrumento de desarrollo para la Región y sus gentes, como debería ser.
El papel que hoy juegan las carreteras en los procesos de globalización económica y de integración regional es fundamental, no solo porque facilitan la movilidad de personas, a quienes les asiste constitucionalmente el derecho a la libre movilización, sino que por ellas transitan expresiones económicas y sociales de diferente naturaleza, las cuales estimulan y apoyan dinámicas de crecimiento y desarrollo regional, por lo que el reciente bloqueo, liderado por la Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca, no puede pasar desapercibido.
La perversa lógica, a la que se ha sometido La Panamericana y con ella a toda una Región, tiene su sustento fáctico y político en dos hechos que, de no resolverse, los bloqueos se seguirán presentando, ellos son: La pobre infraestructura vial del Cauca que cuenta con una única vía óptima de acceso y salida, y la falta de capacidad anticipatoria y diligente, por parte de los gobiernos nacional y regional, en la atención a los problemas que aquejan a las comunidades, los cuales sabemos son muchos.
La precaria red vial posibilita la fácil interrupción total del tráfico de todo tipo de vehículos: Automóviles, taxis y buses intermunicipales que transportan personas, tractomulas, camiones, furgones, y carrotanques, que nos abastecen y sacan de la región bienes y productos producidos en el Cauca, con destino a otras ciudades o al exterior, produciéndose, como es natural, una grave afectación a la actividad comercial y económica regional.
El caos vehicular, a lado y lado del bloqueo, genera, además del hecho político de presión, una serie de hechos y situaciones que afectan la tranquilidad ciudadana, el desarrollo de la región y llena de expectativas y esperanzas a los participantes del bloqueo.
Nuestros gobernantes, ante la presencia de estos hechos, no les ha quedado de otra que “salir” corriendo de donde estén, para venir a buscar cómo se puede desbloquear la vía, no tanto para resolver de fondo los problemas que los motivaron, por eso, los altos funcionarios del orden nacional que llegan, desde los diferentes ministerios, a los del orden regional y local las comunidades no los requieren por la poca capacidad resolutiva a sus problemas y demandas, se reúnen con los líderes y las comunidades movilizadas, crean sendas mesas o comisiones de trabajo de “alto” nivel y se asumen compromisos, muchas veces imposibles de cumplir, asegurando así el desbloqueo y legitimando este tipo de hechos de fuerza. Lograr concitar la atención del gobierno, ante tanto olvido y deprecio, es de por sí una “ganancia” del bloqueo, pero de ahí en adelante, qué? y a qué costo?.
Son tantos los hechos que dan cuenta de esta práctica, que algunos “pensadores” locales le atribuyen carácter beligerante a esta vía internacional, con el aforisma: “El Poder de la Panamericana” y no es para menos, veamos: Producto de fuertes bloqueos a esta carretera el Gobierno de Ernesto Samper suscribió con las comunidades indígenas sendos acuerdos, conocidos como los acuerdos de la María, en donde se adquirieron compromisos que, después de veinte años de pactados, los indígenas seguían reclamando y obviamente volviendo a acudir a los bloqueos para su cumplimiento.
Un bloqueo sin precedentes, fue el organizado por las comunidades del Macizo, en las postrimerías del siglo pasado, cuando era Gobernador el Dr. César Negret Mosquera, en el que la ciudad de Popayán quedó sitiada por cerca de un mes. Un bloqueo se dio a la altura de la María, en el Norte y otro en Párraga, en el Sur. En esa ocasión, el Ministro del Interior, Dr. Humberto Martínez Neira, con anuencia del Presidente Pastrana, le quitó el manejo de la situación al mandatario regional, asumiéndose directamente desde Bogotá. Los acuerdos a los que se llegó, para terminar el bloqueo, pocos beneficios dejaron al Cauca, a su gente y a las organizaciones sociales que lo promovieron, ahondando una vez más a las comunidades en la desesperanza.
El “poder” de la Panamericana hoy vuelve y juega, en esta oportunidad, sus protagonistas: las comunidades negras del norte del Cauca, demandando el cumplimiento de cinco acuerdos suscritos hace algunos años con el Gobierno Nacional. Tocará esperar el establecimiento de una mesa de diálogo del “más alto nivel”, para desbloquear y aprestarnos a transitar de nuevo el camino de la “normalidad”… hasta el próximo bloqueo.
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