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    El paciente: ¡una mercancía más!

    GISELLE DELGADO

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    Desde hace tiempo se han disparado las alarmas sobre la “comercialización” de los pacientes; que al parecer no se hizo evidente sino a partir de la competencia de las ambulancias, las que a la expectativa de un accidente; se parquean en la única avenida de Popayán para pelearse los muertos o los heridos del día. Literalmente, el uno agarra el paciente de las manos y el otro de los pies. Entre más clientes o pacientes tengan en el turno, más ganancia para la ambulancia y sus compañías. Esto es una rapiña descarada; sin embargo simultáneamente desde hace muchos años, la rapiña de pacientes se ha denunciado a las diferentes instituciones y organismos de control del gobierno; sin que se tomen medidas al respecto. Y es así como un paciente psiquiátrico que anteriormente todos rechazaban: ahora se cotizó en el mercado. He tenido la experiencia de abogados, que han ido a la Clínica a llevarse los pacientes para otra IPS, y han llegado con auditores, con ambulancias listas para llevárselos. ¿En qué consiste este negocio? Pues que cada auditor que haga un operativo de estos, va a ganar un premio por el número de pacientes que lleve. Y entonces en tono coloquial, se la pasan preguntándome cuantos pacientes tengo y apenas ven que la cantidad es buena, llegan con una orden a sacar los pacientes para otra recién fundada clínica.

    Sé que la Gobernación tiene interés en sacar la salud adelante, pero yo me pregunto ¿cómo lo va a hacer? si los posibles financistas de las campañas políticas viven del mercado de la salud. Porque este mercadeo y este tráfico de pacientes necesita de funcionarios que se presten para este jugoso negocio. ¿Qué va a ser el nuevo gobernador para limpiar estas prácticas? ¿Cuantas EPS probablemente financiaron la campaña? Entonces, ¿con qué cara el Gobernador les pediría cuentas? La corrupción de la salud es una corrupción intestinal. Se mueven dineros que son llevados pegados al cuerpo hasta la ciudad de Cali para entrelazar contrataciones. ¡Lo espectacular es que cuando los entes de control revisan contratos: no encuentran nada! Entonces ¿Cómo se roban la salud?: Primero las EPS le niegan el servicio a sus afiliados. Segundo emplean marrullas como que se han caído las plataformas o que no han subido los códigos, o cualquier argumento justificatorio. Y existen otras que descaradamente no reciben el paciente a quien debe atender por orden de la superintendencia. Así tenemos a CooSalud que primero se muere una paciente diferida de SaludVida, que esta IPs hacer el recibimiento obligatorio. Se ha dicho hasta el cansancio que ni AsmetSalud, ni Emssanar, ni SOS, están en capacidad de recibir pacientes de otras EPS. Su capacidad de solvencia es mínima y entonces como estrategia, niegan a los pacientes de alto costo que deben asumir.

    Si el señor gobernador quiere trabajar por la salud tiene que conocer las entrañas institucionales; pues para nadie es un secreto que la salud es uno de los grandes botines políticos y que la comercialización y degradación del paciente al valor de mercancía, esta generalmente respaldada con la anuencia y complicidad del mismo Estado. ¡Lo único que falta es que se roben los pacientes de los quirófanos!

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