- Inicio
- Mi Ciudad
- Mi Región
- Política
- Opinión
-
Deportes
- Copa El Nuevo Liberal
- Judicial
- Clasificados
- Especiales
JESÚS HELÍ GIRALDO GIRALDO*
El odio patentiza el fenómeno opuesto a la creación por ser la negación del amor y, al negar lo contradice la vida porque ésta es la chispa que brota del amor universal responsable de nuestra existencia. Es el amor el primer sentimiento humano percibido en el vientre materno cuando la generosidad y entrega fueron dispuestas en un ser terrenal que nos albergó en su interior y nos dio su propia energía para asegurar nuestra llegada a participar de esta experiencia terrenal. La madre simboliza el amor al recibirlo de la creación para transferirlo a su criatura.
El odio se opone al esquema divino de la creación y lo niega con sus pensamientos y acciones adversos al sentimiento de unidad, se un venero que se origina en quien siente la enemistad y lo envenena, lo intoxica, porque es más fuerte allí, y de ese ser envenado, transformado por su efecto en fuente de toxinas, no pueden salir buenos humores.
Quien odia carga en sí mismo su propio castigo y se lo auto infringe antes de dirigir los pensamientos y las malas acciones contra los demás o contra el blanco de su maléfica intención, es como un cáncer inyectado por sí mismo, con la diferencia agravante que no fue contra sus tejidos solamente sino contra su conciencia y el origen de sus pensamientos, el odio es algo sutil que provoca acciones crueles contra sí mismo y contra los demás.
El odio es la fuente productora de los sentimientos negativos, de él surgen los celos, la negatividad, la envidia, el rencor y los deseos de hacer daño.
La irritación, causante d infelicidad y de la ira explosiva, la sospecha y la cólera, llena la mente de pensamientos malévolos, antipatía, enfado y rabia. De allí surge la crueldad especializada en el mal ajeno, la desgracia y la crueldad.
La cara opuesta del odio es el amor, él único antídoto con capacidad de vencerlo al utilizar la amabilidad y el afecto que despiertan el interés hacia el prójimo, reemplazando la resistencia hostil por la generosidad protectora y transformadora, provenientes del mismo sitio ya que amor y odio residen en lo más íntimo de la conciencia individual, unidos el uno junto al otro.
*Del libro: ‘Emociones en la sombra’, disponible en Amazon
Comentarios recientes