JORGE ELIEÉCER ORTIZ FERNÁNDEZ
Como era de prever, finalmente quien debería pagar las fatigas económicas que le ha generado a las arcas nacionales los efectos de la pandemia, deben correr, como así sucederá, por cuenta de “juan pueblo”. Se vaticina, pues hasta el momento, el gobierno aún no cumple con este proceso, radicara en los próximos días, en la secretaria del congreso de la república, la tan temida reforma fiscal o tributaria, come sea, la herramienta, que el ministro de hacienda siempre añoro desde el inicio del periodo presidencial “Duque”, para robustecer la tesorería, dizque para atender programas sociales del gobierno.
Uno podría creer en ese noble propósito, pero a decir verdad, evaluado el grueso de la reforma, se puede colegir, que dé social no tiene sino su nombre, pues como se podría denominar, solo el hecho de querer extender el 19% de IVA a productos de la canasta familiar que hoy día no están gravados, solo por querernos hacer el favor de no hacer más lesiva la base tributaria; o que tal, la aplicación de rete fuente para los contratistas del estado que perciban emolumento por $3 a 3.5 millones de pesos por su servicios prestados; o que tal la perla, de eliminar la sustitución pensión, dejando en la física calle a uno de los principales componentes del hogar, esposa o esposo, según sea el que sobreviva de la relación matrimonial, o que tal la otra, de revisar, ojo revisar, no se hagan tantas ilusiones, las exenciones tributarias, que según expertos, bordean los 60 billones dejados de recaudar, equivalentes a 12 reformas tributarias.
En fin, hay otras “iniciativas”, que en el transcurso del mes que actualmente marca el calendario, las iremos conociendo a cuenta gotas, y que segurísimos estamos, al final, si es que los congresistas osan medirnos la capacidad de aguante con la aprobación de la reforma fiscal o tributaria, pues iremos evidenciando, que, como el árbol navideño, le colgaron bolitas o micos, como deseen denominarlos, que, según las casas de apuesta, en nada, aliviaran los bolsillos de las y los colombianos.
En fin, digamos que la discusión y posible aprobación de la reforma, más que medir el pulso político entre el gobierno nacional y el congreso, lo que si efectivamente va a medir y sopesar, es el volumen de aguante que hoy día tenemos los colombianos frente a medidas impositivas, será interesante, colocándonos en el hipotético escenario de que el articulado reciba un voto mayoritario por parte de los congresistas, de observar en las regiones, quienes serán los lideres o ciudadanos “sinvergüenzas” que se atrevan a llevar a sus casas, barrios, comunas, corregimientos y veredas, a quienes dieron su voto afirmativo para seguir “clavando” al país, de por dios, el castigo, no debe ser el cacaraqueado voto castigo en urnas, porque la experiencia, ya nos ha indicado en que termina el tal voto castigo, en nada, el castigo debe ser para aquellos que se envisten de “líderes populares” para engatusar a su gente, a su vecino e inclusive a su propia familia, vendiendo la imagen de “vende patrias” sin escrúpulos, que se hacen votar, y que la muchedumbre ni siquiera llegan a conocerlos personalmente, solo por el afiche, que el impulsador de campañas, a razón de prebendas, motivó ser pegado en la ventana o frente de la casa de personas, que agotada las campañas, sentirán desazón y rabia con ellos mismos, cuando en su habitual compra en la placita de su barrio y la plaza de mercado del barrio, evidencie, que el fulano por quien votó, hizo que su poder adquisitivo se extinguiera a razón de un IVA maligno.