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Muchos deseaban que, con la llegada de los centenares de estudiantes al Parque Caldas, se presentaran enfrentamientos con la Policía, en medio de la movilización por la educación pública y gratuita. No.
Pasó todo lo contrario. Un puñado de jóvenes estudiantes, tras caminar por varias horas por las principales calles de Popayán, se acercaron a un grupo de Policías que fungían como agentes antidisturbios para darles un saludo, apretando sus manos, señal de que era una movilización pacífica pero contundente.
El gesto llamó la atención porque por lo general, en pasadas ocasiones, esta clase de marchas terminaron con enfrentamientos con la fuerza pública, pero esta ocasión, quedó demostrado que la protesta social no es sinónimo de violencia o vandalismo.
Esta clase de comportamientos hace parte del fenómeno de postconflicto que vive Colombia y la respuesta directa frente a la grosería y patanería del presidente del congreso Ernesto Macías de apagar el micrófono a la líder estudiantil cuando intervenía en este recinto de la democracia para denunciar la poca inversión estatal a las universidades públicas del país.
© 2018, ↑ El Nuevo Liberal
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