Con el establecimiento del Capitalismo Rentista en el mundo, que se consolidó en el poder político con Reagan en USA y Thatcher en RU, se implantó el pensamiento neoliberal que lo sustenta y hoy el desmonte se está tornando muy difícil, por los poderosos mecanismos y armas potentes de defensa que sus beneficiarios utilizan para mantener el modelo en todo el universo, donde, por supuesto, Colombia está inmersa recibiendo ese azote que desde los años ochenta está destruyendo los fundamentos ideológicos de la sociedad y ocasionando los fenómenos de descomposición social inherentes al empobrecimiento generalizado de la mayoría de las capas sociales.
El rentismo ha existido desde antes de Cristo. De hecho, la crisis de 1928 afloró cuando golpeo a los rentistas. Pero la modalidad del sistema propiamente dicha, se configuró cuando los fondos de inversión se tomaron el poder de Estado, desde donde han impuesto su dominio y acomodado el ordenamiento económico y político mundial a sus conveniencias, usando su infinito poder económico con el que compran o destruyen todo lo que se les atraviese. Es tanto el poder económico, que se estima que los 20 más grandes fondos poseen patrimonio por 32.3 billones de dólares, cifra que en pesos colombianos sería difícil escribir. De estos, en USA hay 11 que controlan el 67 % del total mundial, en Francia 4, en Reino Unido 2, en Alemania 2 y en Suiza 1. Los más grandes son Black Rock, Vanguard Group, State Street, Alianz Group y Fidelity. Su base conceptual está en el pensamiento del alemán Wilhelm Ropke, quien fuera alumno del austriaco Von Mises y encarnizado enemigo intelectual de Jhon Keynes, a quien ridiculizó por la importancia que este último le concedía al Estado como medio para regular la economía y conducir los procesos de crecimiento. A su propuesta Ropke le llamaba “economía social de mercado”.
A los rentistas les caída como anillo al dedo las teorías de Ropke, por lo cual el neoliberalismo se convirtió en el soporte conceptual de esta modalidad de capitalismo y por supuesto, en la doctrina que sustenta y mantiene el poder de los fondos de inversión, donde se agrupan los rentistas, capitalistas que de buena fe llevan sus ahorros para ganar una renta fija que el fondo genera mediante operaciones especulativas de capital y manejo del sector financiero. Por ello las propuestas neoliberales de Estado mínimo y sin intervención con privatización de los bienes públicos, freno a la inflación, disminución del gasto público, exención de impuestos al capital rentista, impuestos indirectos, gravamen a los empresarios, pago cumplido de la deuda pública donde los fondos son los principales acreedores, es el esquema económico apropiado para su modelo.
No importa el cumplimiento de los fines biológicos o naturales del sistema económico y con la transformación del dinero en una mercancía, cuando históricamente era medio de pago, penetraron todas las esferas institucionales y arrasaron con los principios que antes imperaban en el Capitalismo Clásico y el Estado Moderno. Ahora, proponer el desmonte de ese modelo para propiciar el pleno empleo, revitalizar el aparato productivo y regresar a la universalidad de los bienes públicos, es una blasfemia que políticamente es atacada desde todos los frentes y utilizando los aparatos ideológicos, destruyen de manera implacable a sus opositores con el propósito de mantener el dominio neoliberal.
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