GUILLERMO ALBERTO GONZALEZ MOSQUERA
Los payaneses vemos los antiguos locales con una mezcla de rabia y de lastima. Hubo una época en que se construyó ese sitio emblemático de la ciudad, pensando en alojar los mejores almacenes, apartamentos y oficinas. Se incluía el Teatro Anarkos, que se podría convertir en la sala de cine de mayor prestigio en Popayán. Tuvo una vida efímera y allí está el monumento a la desidia y dejadez que caracteriza a los caucanos: ratas que se pasean entre las sillas, malos olores y en general un local mal oliente y poco atractivo para los fines que fue creado. Los apartamentos son igualmente monumentos a la idiotez que han suplido las necesidades de oficinas de buen número de emprendimientos que hasta ahí han llegado a guarecerse de la lluvia y al mal vecindario que los rodea. Los locales comerciales venden toda clase de chucherías, compitiendo en los precios de las baratijas que ofrecen. Son más de mil entre todos y sobrevivieron hasta que la estructura amenazo con caerse dejando la desolación que hoy presenta en uno de los lugares más céntricos de Popayán.
El Alcalde Juan Carlos López en buena hora ha propuesto la demolición del inmueble, sin que se haya decidido a que se dedicara esta manzana, que ocupa el mejor lugar del centro Histórico de la ciudad. Hay rumores que hablan de la construcción de un Hotel con locales abiertos a un comercio de calidad extra, otros hablan de una plazoleta abierta que le haría lugar a que fuera pronto invadida a vendedores ambulantes que desluciría el lugar, para convertirlo en uno semejante a lo que existía; otros manifiestan que se debe construir un edificio residencial con locales de excelente calidad tanto arquitectónica, como turística.
Cualquiera que sea la solución que se dé, pasa por unas largas etapas que duraran unos buenos años. De manera y suerte que no estamos al pie de una solución efectiva y rápida que nos brinde la oportunidad de ver convertido este lugar en algo decente que le dé lustre a la ciudad. El alcalde debe empezar a negociar con los actuales propietarios, lo cual lleva a conciliar intereses de toda índole. López tiene la pericia para negociar un buen acuerdo en que primen los intereses de los ciudadanos y del embellecimiento de la ciudad. Mientras tanto los payaneses tenemos que apoyar la demolición que será un buen paso para desterrar este adefesio que afea a Popayán y da lugar a que se interprete como un sitio que debemos mirar entre vergonzosos y optimistas.
Adenda: Esta semana Popayán se tomó Bogotá con su cultura y gastronomía, presentando 35 eventos para enamorar a residentes y extranjeros que se encuentran en la capital. Felicitaciones por esta iniciativa.
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