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JESÚS ARCOS SOLANO
No soy un avezado en temas jurídicos, ni pretendo serlo; sólo voy a expresar una modesta opinión, a la que tengo derecho, como todo ciudadano colombiano. Me estoy refiriendo al problema del Señor Alcalde César Cristian Gómez Castro.
Respeto, el fallo proferido por el juez de la causa, y no dudo, que obró, de acuerdo con los dictados de su razón y de su leal saber y entender, y que actuó, ciñéndose a la expresión: “Dura es la ley, pero es la ley.”
Considero, que el Abogado Defensor, apeló el fallo, que se conoce, y buscará, allegando las pruebas necesarias, que su defendido, quede en condiciones más dignas, y no tras las rejas, como si se tratara de un peligroso delincuente. Ojalá se aplique, lo que sabiamente dice Confucio: “Antes de ser justo, sé humano”.
Jamás estoy en contra de los fallos de los jueces; su misión es impartir justicia, y su sapiencia en leyes, será la que prevalezca en estos casos.
Aclaro, que no soy amigo del Señor César Cristian, ni siquiera he tenido la ocasión de estrechar su mano; pero me solidarizo con él; porque lo analizo, como una persona correcta, respetable y buen gobernante.
Durante la campaña, como candidato a la Alcaldía, voté por él, sin ningún interés, como lo hicieron otros tantos, que juzgamos, que era la mejor opción; tanto que ganó, con una copiosa votación. A veces, las personas por su manera de ser, por su sencillez, la amabilidad, la comprensión, la tolerancia y don de gentes, impactan en la comunidad, y esto trae resultados positivos. Es la parte humana la que cuenta.
Concluyo entonces, que un ciudadano con estas cualidades, jamás se lo puede tildar, como un peligro para la sociedad. Sería prudente, esperar a que el juicio llegue a su fin y se conozca el fallo definitivo, para no lanzar juicios “a priori”.
Me pareció gratificante, la solidaridad, la comprensión y el reconocimiento que protagonizaron , quienes , el jueves pasado (7 de febrero) realizaron un plantón, frente a la Alcaldía. Fue un gesto espontáneo, producto del afecto que se tiene al Señor César Cristian, por la labor evidente, en beneficio de comunidades, que ya disfrutan de varias obras en sus barrios. Su contacto permanente con las gentes sencillas para escuchar sus peticiones, trae la exteriorización pública de un Muchas Gracias, por la tarea cumplida en su administración. En un trance tan difícil, como el del Señor Gómez Castro, acudimos a la Justicia Divina para que ilumine a la justicia humana.
Aspiramos a que haya un fallo favorable al Señor César Cristian, que bien se lo merece, en unión de su digna esposa y su hijo. Que el Santo Ecce Homo lo acompañe y le dé la fortaleza necesaria para superar este penoso momento.
Finalmente, no es mi propósito crear polémica, jamás es mi deseo, ni tampoco, herir susceptibilidades o agraviar a nadie; pero de antemano, presento excusas por si alguno o alguna se siente ofendido. Mi objetivo, como dije, es presentar una sencilla opinión.
Deseo adicionar: hay una pregunta, que muchos nos formulamos, y es el título del libro, que aconsejo leer: ¿Por qué le pasan cosas malas a la gente buena?” del autor Iván Gutiérrez Rodríguez.
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