El 62% que dio la espalda

Desinformación, miedo, rabia, desesperanza y hasta efectos climáticos hicieron parte de las razones por las cuales 21 millones de colombianos no asistieron a las urnas.

Fabrit Cruz

Redacción Liberal

 

El ejercicio electoral del ‘plebiscito por la paz’ realizado el domingo anterior dejó un claro ganador; el abstencionismo. De un total de 34 millones de personas habilitadas para votar, 21 millones de sufragantes, (es decir el 62%) decidieron no hacer uso de ese derecho constitucional.

De acuerdo con los informes de la Registraduría Nacional del Estado Civil, en el país un poco más de13 millones de personas acudieron a las urnas. La victoria entre el sí y el no, se definió con una diferencia muy ajustada de 53 mil votos. Una cifra muy similar a la que arrojó el abstencionismo  en el Cauca. Analistas dicen que el huracán “Matthew” incidió en el resultado final.

Evaluemos el resultado. Del total de sufragantes, 6 millones 367 mil 482 fueron para el sí y 6 millones 431 mil 376 fueron para el no; definiendo al ganador con un mínimo margen de 53 mil sufragios aproximadamente.

En el Cauca se demostró en las urnas que las comunidades desean la paz y tranquilidad en sus territorios.  En los 42 municipios del departamento el Sí ganó rotundamente y se impuso sobre el no. El partidor quedó 67% – 33%.

Localidades como Popayán, Piendamó, El Tambo, Rosas, Santander de Quilichao y Timbío, el apoyo se movió entre el 55% y 60%. Por su parte, López de Micay, Guapi y Timbiquí, en la zona costera caucana, se arrasó con un porcentaje mayor a los 90 puntos. Los demás lugares estuvieron entre el 60% y 90%.

El total de caucanos que salieron a participar del evento democrático fue de 348 mil aproximadamente, sin embargo, el número total de ciudadanos habilitados era de 297 mil. Es decir, no participaron 51 mil personas. ¿Qué pasó?

Lo primero que hay que indicar es que esta jornada electoral del pasado 2 de octubre fue una elección atípica. Lo que esta vez se definió en las urnas no era la escogencia de algún mandatario sino la aprobación de los acuerdos logrados después de cuatro años, entre el gobierno nacional y Las Farc.

Ese aspecto fue una de las razones que generó el abstencionismo, según Alejandra Miller, Secretaria de Gobierno del Cauca. “Las elecciones que se hacen para gobernadores o alcaldes tienen unos dolientes, quienes hacen un trabajo de impulso en el casa a casa. En las elecciones atípicas del domingo incidió que no tuviera unos dolientes con rostros”.

Para la funcionaria también fue determinante, la cultura de abstención que tienen los colombianos. De acuerdos con las cifras históricas del país hace 22 años que no se registraba una cifra de abstención mayor a 60 puntos, la última se presentó en la elección a presidencia de 1994. Las otras elecciones han variado entre 40% y 60%.

“Tenemos una cultura de la participación muy escasa, no hay credibilidad de los políticos ni en el poder que tiene el voto para transformar las realidades de este país. Todo eso suma”, indicó Miller.

La abstención también fue impulsada por la desinformación que se presentó en las campañas. Jonathan Centeno, líder de Marcha Patriótica, que realizó trabajo pedagógico en comunidades y aulas universitarias, cree que ese ingrediente se presentó de lado y lado.

Nuestro primer ejercicio era tratar de aclarar y desmentir lo que se decía sobre los acuerdos. Gran parte de la verdad se sacrificó porque los primeros acercamientos se dieron por medio de los voceros del sí y del no y no directamente desde los contenidos de los acuerdos”, dijo.

Por su parte, el coordinador regional de la Misión de Observación Electoral, (MOE),  Andrés Chilito, quien además es el jefe del departamento de Ciencia Política de la Universidad del Cauca, sostiene que la desinformación fue una de las razones más fuertes que incidió en el ausentismo electoral.

“El ciudadano no tuvo claro por qué iba a votar, por eso nunca entendió qué propósito tenía la pregunta que se estaba haciendo. De ahí la desinformación y los problemas que se generaron”, dijo.

Esa teoría de no tener las cosas claras, es apoyada por Jaime Navarro, secretario general del partido Alianza Verde, a nivel nacional. Él expresó que “hubo mucha intencionalidad de confundir a la gente. A los ciudadanos  los llevaron con varios engaños a las urnas, eso produjo como resultado que la gente no votara”.

En ese sentido, Navarro sostiene que la desinformación también generó miedo. “A muchos les dijeron que se acabaría ‘Familias en Acción’ y  pasar ese dinero al salario de millón 800 mil pesos de guerrilleros y todo eso era mentira. Es más fácil decirle no a la incertidumbre que decir sí. Muchos pensaron, que nada cambie para que todo siga igual”.

Esta semana se conoció las estrategias que se implementaron por parte de los líderes del No, estrategias centradas en generar indignación en las personas, es decir, buscaban que la gente saliera a votar “verraca”. El gerente de la Campaña por el No en el plebiscito, por parte del partido Centro Democrático, Juan Carlos Vélez, narró los detalles en La República.com.

En emisoras de estratos medios y altos nos basamos en la no impunidad, la elegibilidad y la reforma tributaria, mientras en las emisoras de estratos bajos nos enfocamos en subsidios. En cuanto al segmento en cada región utilizamos sus respectivos acentos.  En la Costa individualizamos  el mensaje de que nos íbamos a convertir en Venezuela, (…)”, explicó Vélez a ese medio de comunicación. Esas afirmaciones le costaron la salida del partido político.

La estrategia utilizada en los sectores más populares caló muy bien. Al charlar con la vendedora de frutas, el embolador, la vendedora de tintos o el de la venta de minutos, informaciones como “los futuros desmovilizados recibieran así fuera un salario mínimo”, generó rabia en unos y decepción en otros.

Incluso, desde el campo de las víctimas existen explicaciones del por qué la zona urbana le sigue dando la espalda a la población de la periferia. “Como colombianos y como colombianas nos hemos vuelto apáticos a todo el tema del conflicto armado, ya lo vimos en los resultados, los departamentos más golpeados por la confrontación fueron los que salieron a apoyar el proceso”, explicó Paola Bastidas, integrante de la Ruta Pacífica  de Mujeres.

Entre otros ingredientes que se suman está la apatía política, exceso de confianza, falta de vehículos para traslado de la población, saturación con el tema de la paz y hasta diferencias de pensamientos con el presidente Santos, el Senador Uribe o los integrantes del Secretariado de las Farc. No obstante, el aspecto más llamativo está en la falta de cultura electoral. En la calle, parte de la ciudadanía sigue pensando que “un voto no define nada y que muchas veces, las cosas siguen igual”.

Politólogos como Carlos Felipe Contreras Millán, creen que la opción del voto obligatorio no sería la solución, pues “el voto es un derecho inherente a la persona, un derecho humano, un deber sí, pero es un derecho en todo caso y no una obligación jurídica”.

Andrés Chilito siente que es muy apresurado pensar en esa opción porque aún no hay madurez electoral y política, lo que dificulta las cosas. En ese sentido hace un llamado especial.

“Cuando hablamos de proceso democráticos debe haber una madurez suficiente de actividades de la propia democracia. Es un llamado a la ciudadanía para educarse y conocer y a las instituciones para que hagan mayor pedagogía”.

Finalmente, con ‘el plebiscito por la paz’ se midió de forma indirecta el pulso de lo que serán las elecciones presidenciales en dos años, como coinciden algunos de los analistas. El 02 de octubre de 2016  quedará registrado  como el día que la mayoría de los colombianos le dio la espalda a la democracia y a la historia del país.