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    Eduardo Orozco, docente payanés fabricante de violines

    Este músico tiene la certeza que ese pedazo de madera transformado en arte alcanzará un viaje para seguir haciendo crecer la vocación musical en las nuevas generaciones.

    Por: GERARDO SALAZAR SALAZAR

    Elaborar un violín o una viola es un proceso de fabricación a mano, ensamblando y utilizando más de 70 piezas de madera diferentes. / Suministrada – El Nuevo LIberal.

    Las manos de Eduardo Orozco trazan formas en la madera mientras una sonrisa denota que disfruta  en su taller de lutería dando forma a un violín, trabajo que alterna con su labor docente, y en los espacios de la memoria encuentra su figura de niño vinculado con el quehacer musical, una pasión que por más de veinte años, lo ha llevado al proceso de enseñanza aprendizaje y a producir también instrumentos musicales del folklore andino como: quenas, flautas, zampoñas, percusión.

    La música siempre ha estado en su vida y aunque sabe que el camino para producir cada instrumento es de paciencia y creatividad, lo hace con amor, tiene la certeza que ese pedazo de madera transformado en arte alcanzará un viaje para seguir haciendo crecer la vocación musical en las nuevas generaciones.

    Hacer un violín es transformarse internamente, sentir que la poesía llega cargada de metáforas por el camino fugaz de las palabras y los sonidos que se transforman en melodías, es sentirse parte del instrumento y viajar a destinos desconocidos, arrebatar algo de la divina creación que fue puesta a nuestra disposición por Dios. Estos sentimientos embargan a Eduardo Orozco mientras transpira, respira, inhala y exhala notas musicales.

    Además de la fabricación Eduardo realiza reparaciones y reconstrucciones a instrumentos de cuerda frotada en especial violines y violas, mientras que en la elaboración de los instrumentos sigue los requerimientos acústicos, físicos y estéticos con base en la lutería toscana, la cual ha fortalecido en talleres realizados con lutieres colombianos que a su vez fueron capacitados por lutieres italianos en Florencia.

    Elaborar un violín o una viola es un proceso de fabricación a mano, ensamblando y utilizando más de 70 piezas de madera diferentes, por ello dicen los maestros que dada la adaptación acústica que requiere, es imposible obtener dos violines idénticos, esta fascinante idea llevo a Eduardo a construir instrumentos de cuerda frotada, buscando un mejor timbre y sonido y elaborando planos y medidas con requerimientos acústicos y estéticos específicos de los antiguos violeros italianos como Stradivarius y Guarnerius.

    Para Eduardo cada obra es como un nacimiento para el arte musical, una forma de producir un sonido equilibrado, potente y hermoso sonoramente que facilite al intérprete la ejecución de cualquier obra, y a decir de los expertos permita que el ejecutante madure un sonido cada vez más nítido y armonioso a través de los años.

    El violín un instrumento que transporta a un mundo de sonidos que se transforman en poesía y que son expresión de la belleza, por ello, cuando un niño ejecuta una melodía, se hace realidad el sueño de este maestro, que en su clase de educación artística posee un taller al que llama chiqui lutiers donde los niños aprenden a realizar instrumentos musicales con material reciclado o elementos de la naturaleza como: semillas, pequeñas piedras, frutos secos etc…con los cuales participan en el grupo musical que figura como proyecto artístico llamado semillas de paz.

    “Pienso que una de las formas de manifestar felicidad es por medio de una melodía que llegue a lo profundo del ser y un violín bien interpretado permite llegar al éxtasis del sonido, como si los oídos se alimentaran de la suave vibración de la naturaleza”. Con estas palabras la mente inquieta del profesor Eduardo describe el mundo de sensaciones en su pasión de enseñar a sus estudiantes, ya que está convencido que la música es la expresión de muchas emociones, donde todos nos acercamos de una u otra manera a beber del agua de los recuerdos, que florecen sobre nuestro corazón con las melodías que hacen parte de todos los motivos sublimes de la vida.