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    Editorial: Sobre coaliciones y el fin de los partidos

    A cuatro días de terminadas las votaciones y tras conocerse las cifras casi completas provenientes del proceso electoral del domingo anterior donde se eligieron a los gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles, conviene revisar los resultados y esperar que las decisiones de los electores hayan sido acertadas para el bien de todos.

    En algunas regiones se dieron “palos” como en Antioquia donde el uribismo fue derrotado tanto en la Alcaldía de Medellín como en la Gobernación. También sorprendieron los triunfos de William Jorge Dau Chamatt, en Cartagena, que con su movimiento ciudadano venció al candidato de las maquinarias, y del excombatiente Guillermo Torres, o Julián Conrado, el ‘Cantante de las Farc’, que consiguió la Alcaldía de Turbaco, como candidato de Colombia Humana y la UP.

    En Bogotá, Claudia López es la primera mujer elegida para desempeñar el segundo cargo de elección popular más importante del país. Allí triunfó, como ha ocurrido en los últimos tiempos, el voto independiente y así quedó refrendado con la derrota del candidato Miguel Uribe que contaba con el respaldo de los partidos Liberal, Conservador y Centro democrático y cuyos resultados le alcanzaron apenas para ocupar el cuarto lugar de la contienda. En contraste, en otras regiones es evidente que aún operan con excelentes resultados las maquinarias electorales, con su consabida fórmula de reparto de cemento, arena y tejas.




    Queda en el ambiente el fin de una campaña en la que las redes sociales se utilizaron para difundir falacias; se trazaron estrategias de guerra sucia y verdades a medias que en todos los casos no funcionaron. Ciertamente, con la ayuda de la tecnología, estos son nuevos tiempos para el ejercicio político, pero esta nueva forma no difiere en mucho de las sucias tácticas empleadas en la era analógica.

    Asimismo, es claro que estos resultados electorales comenzaron a mover las fichas del ajedrez que se jugará en el futuro político colombiano, dejando en evidencia una constante en el país: el cansancio de los ciudadanos con los partidos tradicionales. Se ha trazado un firme boceto sobre el universo político de los años que vienen. Los resultados electorales de Bogotá, Medellín, Cali y Bucaramanga, lo ponen en evidencia. Lo ocurrido no es de menor dimensión, aunque gran cantidad de interpretaciones en diversos sentidos se harán, pues el mapa político del país se mostró muy dinámico.

    En nuestra comarca, la anterior tesis quedó marcada al ver como las coaliciones superaron mayoritariamente a los partidos tradicionales. En la gran mayoría de los municipios, se recurrió al aglutinamiento de movimientos políticos y ‘adobados’ por el caudillismo de algunos ‘caciques’ electorales que dejaron en claro su vigencia en el proceso electoral del departamento.

    En Popayán el ganador Juan Carlos López Castrillón estuvo respaldado por el movimiento Colombia Renaciente y el Partido Verde, coalición que tenía la bendición del senador Luis Fernando Velasco Chaves.

    En la Gobernación del Cauca, el elegido fue Elías Larrahondo, cobijado por el movimiento Colombia Renaciente, Cambio Radical y otras fuerzas regionales con el visto bueno del senador Temístocles Ortega.

    Lástima que la abstención electoral se mantenga superior al 45% a nivel de todo el Cauca. Siguen quedándose muchos ciudadanos sin ejercer el legítimo y necesario derecho a votar, permitiendo que una mayoría relativa y poco representativa termine siendo vital en la consolidación de fuerzas políticas marcadas por las maquinarias tradicionales que infortunadamente siguen gobernando la región.

    Los grandes perdedores nuevamente son las encuestas, que incurrieron en yerros y no pudieron demostrar independencia de x o y campaña política. Si no revisan en forma radical su método, perderán toda presencia y credibilidad en el país. Los resultados muestran que Colombia piensa muy distinto a como señalaron aquellos a quienes encuestaron.

    Comienza entonces una nueva época de administraciones para nuestra región. Esperemos que los nuevos gobernantes honren la dignidad que hoy ocupan.

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