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Año nuevo, vida nueva, y como diría aquella famosa canción de la Billo’s Caracas, esperamos que más alegres los días sean. Hoy no queda más que anhelar un 2019 lleno de buenos propósitos para el país, y, en especial, para nuestra región, tan golpeada por la violencia, los escándalos públicos y la baja percepción de interés bienestar público que tiene el ciudadano del común para con nuestros legisladores y gobernantes.
El tiempo vuela y nuevamente esteremos este lunes frente a un 31 de diciembre. Se acaba un año difícil para los colombianos y en especial para los payaneses y caucanos que siguen manteniendo índices negativos en todos los campos sociales y económicos del país. Termina un 2018 lleno de sucesos inesperados en el mundo, contrariedades y sorpresas a causa de varios episodios difíciles de asimilar.
Se va un 2018 con momentos difíciles. En términos económicos, el país no logró levantarse de la mala racha, cosa que esperamos pase así sea a finales de 2019, cuando se hayan asimilado los golpes al bolsillo del ciudadano que le dará la reciente reforma tributaria. Igualmente la corrupción campeó en todos los estamentos de nuestro Estado, quedando muchos interrogantes sobre las intenciones de quienes nos gobiernan de develar a quienes evaden la ley arropados por el poder.
El próximo año, además de las elecciones locales y regionales, los colombianos volveremos a vivir la emoción de ver a nuestro equipo nacional, esta vez en una Copa América en la que se centran las esperanzas de todos los países del continente de renovar sus equipos con rumbo al Mundial de 2022. Así pues que en Brasil, los nuestros volverán a entonar el himno nacional para contagiar a 47 millones de colombianos, haciendo de este un año movido.
Generalmente cada fin de año las rutinas de los colombianos suelen ser las mismas. Las preocupaciones de cerrar sus actividades lo mejor posible, coinciden con aquellos deseos del año pasado que no pudieron cumplirse. Las cifras de las personas quemadas con pólvora en Colombia (más de 300 hasta el momento), los nuevos impuestos y las perspectivas económicas que se avecinan con el escaso aumento del salario mínimo, suelen ser los temas de la agenda nacional anualmente. Eso sin contar los famosos útiles inútiles que desde ya se convierten en dolor de cabeza para los padres de familia.
A la lista de anhelos que suelen pedir los agoreros mientras se comen las 12 uvas a las 12 de la noche, tendríamos que agregar que por fin consolidemos una reconciliación con quienes dejaron la armas y comencemos a sanar con perdón, las heridas que nos dejó la extensa guerra interna. Hoy muchas de las cosas pactadas siguen inconclusas, y la palomita blanca pareciera estar sofocada.
Sin duda, seguimos recorriendo una era que parece distinta, y que, para bien de nosotros, deberá indicar que hemos avanzado como país. El gran reto, además de superar las cifras de desempleo, los niveles de desigualdad y sancionar a los corruptos y ladrones de cuello blanco que abundan y han ido siendo puestos en evidencia, será consolidar una nueva Colombia, una más madura, justa y acorde con las necesidades de nuestro tiempo, contando con un pacto político de tipo nacional que canalice todos esos deseos de reconciliación de la gran mayoría de colombianos.
En esta antesala de fin de año, EL NUEVO LIBERAL aprovecha para reiterar el agradecimiento a toda la sociedad caucana y a todos aquellos que han contribuido a su crecimiento a lo largo del tiempo. Que cada sueño y propósito que tengan nuestros lectores, se cumplan. El nuestro sigue siendo el mismo cada año, que nuestro trabajo periodístico siga contribuyendo con mayor ímpetu al desarrollo de nuestra región.
Desde esta casa editorial no resta más que desear a nuestros lectores, anunciantes, internautas, usuarios de redes sociales y colegas, un nuevo año bendecido, alegre y con mucha valentía para seguir trabajando por esta tierra firme.
¡Feliz año nuevo para todos!
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