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Los casos de violencia contra la mujer no cesan, y mucho más, cuando detrás de dicho flagelo, hay un gran número de factores que impiden que quien sea víctima de abuso, o maltrato, ya sea psicológico o físico, denuncie a su agresor. Todos estos casos hoy en día se visibilizan y se notan mucho más debido a las redes sociales, donde se abren canales de comunicación abierta que van desde la denuncia aunque muchas veces llegan al sensacionalismo.
El temor, la vergüenza, la dependencia económica, y principalmente la falta de leyes o mano dura contra los maltratadores hacen parte de la lista de obstáculos a la hora de denunciar.
Los feminicidios en Colombia son pan de cada día, y los episodios de maltrato, un bocado para los más cavernarios e ignorantes, que piensan que, con ser pareja, novio, esposo o amante de una mujer, tienen derecho a decidir sobre ella, y lo que es peor, a maltratarlas y a golpearlas como si fueran de su propiedad.
Tal vez en la Fiscalía de la región las denuncias no sean en cifras tan altas debido posiblemente al miedo que despiertan los victimarios, quienes en la gran mayoría de casos, resultan ser los conyugues, novios o compañeros sentimentales de la agredida. O también porque las agredidas no sientan plena confianza en la institución judicial, de la que en muchos casos termina revictimizando a la fémina afectada sin castigar como debe ser a ese individuo que por muchos años la humilló y la golpeó.
Semanas atrás el país conoció a través de los medios de comunicación, una denuncia de la actriz colombiana Eileen Moreno, quien, con sangre en su cara, y bastante agobiada, culpó a su novio, el también actor Alejandro García, de haberla golpeado brutalmente.
El caso despertó la solidaridad sobre todo virtual, principalmente por tratarse de una figura reconocida de la televisión, pero también porque los colombianos, no toleramos un caso más de violencia contra la mujer, y hemos decidido levantarnos erguidos contra los maltratadores.
Tanto la actriz, como su pareja, han salido en redes sociales, y emisoras, contando su versión del asunto, razón por la cual, el caso, se hizo más que público, y se ha convertido en la comidilla del momento. El presunto agresor, al ver la magnitud de lo ocurrido, decidió publicar también unos audios, en donde se evidencia que su pareja, quien lo acusa de maltrato físico, lo agrede verbalmente, lo insulta, y aparentemente también lo golpea.
Aunque aquello sea cierto, no tiene ninguna justificación, golpear y maltratar físicamente a una mujer, ni mucho menos de responder de la misma forma. Solamente esas dos personas (y quizás quienes hayan estado de cerca) saben cómo fueron las cosas, y no debería estar el país, ni mucho menos los medios, lidiando con problemas de pareja. Sin embargo, lo ocurrido sirve para generar nuevamente los llamados de atención pertinentes y exigir justicia a las autoridades por lo ocurrido.
Cero tolerancia contra el maltrato y eso debe incluir también las agresiones contra muchos hombres. Aunque en este caso, la victima principal es una mujer, ha hecho falta enfatizar, que aunque en menor proporción, también hay hombres que viven infiernos con sus parejas mujeres, siendo maltratados constantemente, sin que se denuncie o pase algo, por el simple hecho de que es vergonzoso, o porque si se pone una denuncia, el policía que la reciba, muy seguramente se va a burlar de él.
Ni una más suena pertinente, pero el derecho de las cosas, y sin ánimo de apelar a roles de género, todos deberíamos decir “nadie más”, ni hombres, ni mujeres, ni niños, ni ancianos. El amor nada tiene que ver con eso.
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