Comentarios recientes

    Editorial: Motociclistas, normas e imprudencia

    Controlar a los motociclistas de la ciudad es uno de los dolores de cabeza más grandes de las autoridades, ya que muy pocos de los más de 30 mil que se estima ruedan por la ciudad, tienen el cuidado de seguir las normas de tránsito, muy a pesar de que muchos terminan siendo víctimas de su propia imprudencia al olvidárseles que en una moto, el conductor y el pasajero actúan como si fueran la carrocería de este vehículo, y son quienes reciben la mayor parte de los golpes. Por eso las estadísticas de accidentes en moto son tan elevadas, y por eso los motociclistas ponen tantos muertos y heridos en el total de los accidentes de tránsito.

    Para muestra, el incidente registrado en la noche del lunes anterior cuando un motociclista, que al parecer no respetó el carril por el que debía de transita, chocó de frente contra un busetón de servicio público en una de las angostas y peligrosas calles del barrio El Retiro Alto. El motociclista perdió una de sus extremidades inferiores.




    Las motocicletas y los motociclistas son un hecho social. Ese tipo de vehículos son un medio de transporte que soluciona gran cantidad de dificultades a amplios segmentos de la población y son medio eficaz de transporte de los sectores populares. Pero quienes las conducen tienen obligaciones, deberes y normas qué cumplir. Y allí está el meollo del problema, la falta de cultura ciudadana de quienes las conducen.

    Ni las normas de tránsito, ni las vías vehiculares, ni la ciudadanía estaban preparadas para el crecimiento en progresión geométrica que ha habido del número de motocicletas por las calles de Popayán. Se convirtieron en un actor nuevo que terminó imponiendo el desorden, dificultando en grado sumo el desplazamiento por las calles, generando el caos vehicular, afectando notablemente la calidad de vida de los habitantes.

    Las motocicletas son parqueadas en todas las calles céntricas, sin importar si allí está permitido o no aparcar. Las luces de los semáforos y demás reglas de Tránsito son reiterativamente desobedecidas por quienes van en tales vehículos. La insensatez, agresividad, intimidación y temeridad son la pauta predominante de un segmento de importante de motociclistas (porque no generalizamos, ya que también hay gran cantidad de conductores de motos que sí respetan las normas de tránsito).




    Muchos blanden un segundo casco que cuelga de uno de sus brazos, con el que golpean los vehículos que tienen el infortunio de circular por la misma vía. Todo en muchos de ellos es violento, no tienen idea de conducir por las vías de una ciudad, ni de lo que es avanzar por un solo carril.

    A todo esto hay que sumarle la grave problemática que crece y crece sin que se vislumbre una posible solución, como lo es el mototaxismo; un sistema de transporte público ilegal que se sabe ‘recorre’ las calles payanesas sin que las autoridades municipales le apliquen un ‘tate quieto’ definitivo; ese costo político parece que tampoco se quiso asumir desde esta administración que está en su fase final.

    Ese es uno de los grandes y urgentes desafíos del próximo alcalde de Popayán, el reimplantar el orden en las calles, el adelantar una gran campaña de cultura ciudadana, ‘meter en cintura’ a los motociclistas. Si no lo logra, todas sus realizaciones como administrador de la cosa pública será irremediablemente opacada.