Editorial: Los linchamientos, grave problema social

Días atrás conocimos de dos casos en los que la comunidad de dos diversos sectores de la ciudad evitaron sendos asaltos a ciudadanos que terminaron incinerando las motocicletas en las que los delincuentes se movilizaban, que dicho sea de paso, se salvaron de ser linchados al poder escapar de la agresiva muchedumbre. Fue una escena que tuvo que ser controlada por varios policías y por el cuerpo de bomberos de la ciudad que apagaron el fuego que consumía los automotores.

Situaciones similares se presentan frecuentemente en Colombia, en número que preocupa. En muy diversos sitios de Colombia, se han producido agresiones físicas, intentos de linchamiento y aterradores linchamientos de centenares de personas por creerse que han cometido un delito. En solo Bogotá, en los últimos años, ha habido 300 personas muertas por linchamientos llevados a cabo por ciudadanos que consideraron que habían llevado a cabo ilícitos contra bienes de propiedad de esta o aquella persona. ¿Este hecho social en el siglo XXI, cuando se estima que muchas formas de violencia primaria han sido socialmente superadas y se considera la vida como el bien superior?

Además, muchas de tales agresiones son filmadas y los videos difundidos por las redes sociales, donde se reproducen en forma exponencial y son aplaudidas por millares de seguidores. ¿Qué pasa?

Hace cerca de 3.700 años, en Babilonia, el rey Hammurabi expidió el hoy conocido como Código de Hammurabi, cuerpo de leyes que contiene la Ley del Talión (ojo por ojo, diente por diente) y el principio de presunción de inocencia, estableciendo que la autoridad es quien impone la sanción y no los particulares. Hoy, en la era de la robótica, en Colombia -Y Popayán no es la excepción- está campeando la justicia por mano propia y amplios sectores de la comunidad aplauden. ¿Qué significa eso?

Para estudiosos es una expresión del descontento social que hay por la ineficiencia de la Justicia. Pero, ¿qué explicación dan los científicos sociales de quienes legitiman la violencia aplicada contra presuntos delincuentes y reproducen los videos de linchamientos cual trofeo de guerra, así no haya prueba de que esas personas realmente sean los autores de las fechorías que despertaron la reacción ciudadana?

Las redes sociales, avance del universo de la comunicación, tienen grandes lunares como ocurre con la multiplicación del oscuro mundo de las noticias falsas que tanto daño causan, la ligereza con que se hacen juicios de valor en ellas, se injuria, etc. Algo más. Los linchamientos comentados ponen en evidencia que hoy la defensa de la propiedad privada tiene más importancia que la defensa de la vida.

Infortunadamente, en los centenares y centenares de casos de linchamiento que ha habido, la Justicia no ha sancionado a nadie.

Muchas cosas graves muestran los hechos comentados y la respuesta del Estado ha sido pasiva, precaria, casi que complaciente.

Sí, la ciudadanía se cansó de la delincuencia y desconfía de la aplicación de las leyes a los bandidos, sin embargo, no se puede seguir permitiendo la premisa de justicia por mano propia porque de quemar una motocicleta de un supuesto ladrón se puede pasar fácilmente al linchamiento de una persona, que así haya cometido el peor de los delitos debe quedar a disposición de las autoridades competentes.