Editorial: Líderes sociales en la mira de los violentos

La Misión de Observación Electoral (MOE) presentó un informe sobre la violencia contra los llamados líderes sociales. En él, el Cauca no queda bien librado, toda vez que se registra como el segundo Departamento del país con más víctimas en el periodo analizado entre el 1 de enero de 2018 y el pasado 9 de enero.

Según la MOE, en este periodo en territorio caucano se han presentado 50 hechos de violencia contra dirigentes sociales o políticos, resultando 33 asesinatos. A nivel nacional, fueron 330 sucesos violencia, de los que 133 terminaron en asesinato.

La información con la que trabajó el Observatorio fue a través del seguimiento detallado de noticias en medios de comunicación y reportes de organizaciones sociales y políticas internacionales, nacionales, regionales y locales.

Todas estas recientes estadísticas muestran la magnitud de lo que viene ocurriendo en nuestro país contra aquellas personas quienes se la juegan por una comunidad y que hoy por hoy se están convirtiendo en noticia diaria que se pierde entre aquellas que hacen parte de la agenda de los grandes medios del país, logrando que la muerte y la intimidación se paseen por las zonas rurales de muchas de nuestras localidades mientras en el país se sigue cometiendo el error de minimizar esas cifras, que van antes de disminuir van en aumento.

Pero lo más grave de todo es que mientras las acciones violencias siguen ocurriendo contra los líderes sociales, crece la estigmatización hacia ellos, con lo que la sociedad los deja aún más desprotegidos y deslegitima sus luchas y causas.

Por ello ante el prejuicio de una sociedad, que va paralelo al olvido y la ausencia de Estado en las localidades donde se asesina a un dirigente social, debemos entender que son esas personas las que luchan para emancipar a sus comunidades de los cultivos ilícitos, alejarlas de economías criminales como la minería ilegal, defender los recursos naturales y el medio ambiente, o simplemente, consolidar sus territorios como regiones de paz.

Hacemos parte de la estadística y no podemos ser indiferentes con ellos, mucho menos, justificar su muerte. Son múltiples las causas del asesinato de líderes sociales y activistas comunitarios, y no sólo están relacionadas con el control de territorios que antes ocupaba la guerrilla de las Farc.

No se puede llegar al reduccionismo de decir que en Colombia los homicidios de líderes se deben a la disputa armada por el control territorial de las áreas geográficas donde el narcotráfico aún prospera, ya que las investigaciones de la Fiscalía apuntan a que el control de las economías ilegales no es la única explicación a este fenómeno.

Es imperativo unir voces desde todos los estamentos de nuestra sociedad para exigir que cesen las muertes de los líderes sociales y que se les brinde también la protección de sus derechos empezando por el derecho a la vida, solicitando de paso al Gobierno Nacional dar prioridad en su agenda a ello, pues urge detener estas “masacres a cuenta gotas”.