Editorial: La pólvora no es un juego


Según el Instituto Nacional de Salud, el departamento del Cauca tuvo un reporte alto con lesionados con pólvora en las fiestas de fin del año anterior y comienzos del que termina. Las estadísticas señalan que fueron 53 los casos, cifra que superó las del mismo periodo en los años 2016 y 2017.

La pólvora existe desde hace milenios y, prácticamente, todas las culturas la han incorporado a sus tradiciones y costumbres. Se considera que es un invento chino pero numerosas civilizaciones le han hecho mejoras significativas y ha sido factor determinante para el desenlace de guerras y conquistas a lo largo de la historia.

En Colombia la pólvora está presente en cuanto jolgorio popular se organiza y desde hace años en torno a su uso se debate la prohibición o su control, muchas veces con más vehemencia que sinceridad. La época del año en que hay más ardor en tal controversia es en la de fiestas decembrinas, pues pese a todas las advertencias, al final de cada año calendario el país se asombra del alto número quemados y de las consecuencias nefastas que por ello viven muchas familias de nuestro país.

Los medios de comunicación difunden el crecido número de quemados con pólvora, muchos se rasgan las vestiduras, elevan la voz, dicen no más y poco después ni ellos mismos hacen memoria de su verbo encendido en pro de tal prohibición. Si algo es cierto es que hasta ahora no se ha podido solucionar tan grave problema.

Infortunadamente a muchos ciudadanos poco o nada les interesa y el Congreso, habilidosamente, cada vez que se presenta para su estudio un proyecto de Ley prohibiéndola o controlando su uso, logra no hacer nada por temor a ganarse la enemistad de diversas comunidades y buscando evitar el pisar callos de determinados intereses privados.

Mientras tanto, los pabellones de quemados de los hospitales del país se ven en calzas prietas atendiendo a personas que pierden miembros de su cuerpo o quedan con cicatrices nefastas.

Y mientras tanto, cuando apenas comienza diciembre, lo más probable es que  aumenten las estadísticas de quemados con pólvora y el ciclo anual en torno a tal tema seguirá su curso.

Ahora, la ciudadanía está llamada a entender que, además de la expresa prohibición por disposiciones legales, a nivel nacional, regional y local, es un riesgo manipular elementos que pueden salir defectuosos o que detonados y lanzados por inexpertos terminan convertidos en una amenaza para el amplio espectro comunitario: niños, ancianos, personas enfermas e hipersensibles al ruido, y las mascotas y la fauna alrededor. Hay que agregar que, junto con los globos de mecha, la pólvora es un potencial causante de incendios.

No se justifica que los padres dejen a sus hijos manipular volcanes, piñas, voladores y similares en esta época, solo porque creen que así los hacen hombres. Por esta nefasta costumbre, muchos niños han resultado quemados y con extremidades perdidas.

Poco a poco, los payaneses y en diversos municipios del Cauca han dejado de usar pólvora en Navidad Año Nuevo, pero todavía quedan quienes lo hacen.