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La vía Panamericana a su paso por el Cauca, en especial en el trayecto que une Popayán con el norte del Departamento, se está convirtiendo en una de las carreteras más peligrosas del país. Y es que no hay fin de semana en el que este rotativo registre hechos lamentables con víctimas fatales y un creciente número de heridos: choques entre automóviles, colisión de motocicletas, arrollamientos de vehículos pesados contra carros más pequeños, volcamientos y toda clase de siniestros que en menos de un mes han cobrado la vida de al menos 10 personas.
El tema de los accidentes tiene que ver netamente con la responsabilidad y la prudencia de quien conduce y de quien camina buscando llegar a su lugar indicado. Y aunque sea necesario alertar a las autoridades correspondientes con el fin de solicitar acciones y estrategias que permitan reducirlos, el llamado principal debe ser para los conductores y peatones.
Un conductor que irrespeta las normas de tránsito como parte de su comportamiento habitual no solo se pone él en peligro, como lo demuestran los recientes accidentes sobre la Panamericana, sino que arriesga la vida de muchas más personas, como también se vio en todos estos infortunados sucesos.
Sobre el particular tenemos que decir que la gran mayoría de los recientes siniestros viales han tenido como causa alguna imprudencia de parte de quien conducía uno de los automotores comprometido. Para el caso y para ser puntuales, muchos de ellos porque quieren hacer lo que le da la gana y al riesgo de la velocidad con la que muchos circulan por este transitado carreteable internacional.
El reto entonces es reducir los accidentes en la carretera Panamericana, porque infortunadamente las estadísticas son altas. Habría que empezar por ejercer debidamente el principio de autoridad. A eso deben agregarse la óptima formación de los conductores y las campañas educativas dirigidas a usuarios del transporte particular, público y de carga, de manera que sean plenamente conscientes de los riesgos derivados de no observar las señales y acatar las normas viales.
¿Es tan difícil acostumbrarnos a respetar las señales de tránsito, a no consumir alcohol si vamos a manejar, a ceñirnos el cinturón de seguridad, a no adelantar en línea, a controlar el vehículo antes de salir a las rutas, a no sobrepasar la velocidad indicada? Cumplir con estas indicaciones y todas aquellas que han sido elaboradas para protegernos, es un símbolo de algo mucho más profundo: de que nos importa la vida humana.
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