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El espacio público hace referencia a lugares de libre acceso y libre utilización, donde ocurre lo colectivo y donde se ejerce gran parte de la ciudadanía. Caso puntual, las aceras y andenes de cualquier punto de nuestra ciudad.
La apropiación del espacio público no es para nada novedosa entre nosotros: la practican los comerciantes que ponen mesas en las veredas, las constructoras que estacionan volquetes que obstruyen el paso, y hasta los vecinos que están en obras, sin contabilizar a los vendedores ambulantes de nuestras peatonales.
A pesar de los recientes esfuerzos desde el ámbito gubernamental y municipal, no es una novedad decir que al espacio público en Popayán lo siguen invadiendo todos los estratos, y casi todos los invasores esgrimen razones de las que parecen estar convencidos para permanecer allí, sin importarles que por ser público es sagrado.
Hay la concepción equivocada de que lo público, por serlo, se puede someter a todos los abusos de particulares, como si cada habitante tuviese derecho a parcelarlo. El concepto correcto es el contrario: por ser de todos es intocable por individuos que lo pretenden usar para provecho personal por encima de los demás ciudadanos.
Las invasiones en los estratos altos tienen el ingrediente cínico de que algunos invasores dan a entender que le hacen un favor al procomún al estar allí porque ofrecen servicios de calidad, porque generan empleo, porque mantienen limpio el sitio invadido y porque atraen turismo.
Es menester entonces que hoy por hoy la defensa del espacio público sigue siendo una piedra en el zapato para la administración municipal, por lo que los payaneses seguimos viviendo en una ciudad hostil y agresiva. Con frecuencia, como pasa de tanto en tanto, se presentan choques entre vendedores ambulantes y policías que dejan heridos, mucho resentimiento y violencia; que no ofrecen soluciones claras y a largo plazo para apoyar a los vendedores ambulantes, a la vez que defienden el espacio público de todos.
Controlar el espacio público requerirá sobre todo mucha educación, pero mientras tanto, ejercer la autoridad sin miramientos es el mejor paso para preservarlo.
El espacio público es parte vital en una ciudad para la calidad de vida de sus habitantes. Por eso, es indispensable que nuestras autoridades inicien las acciones que sean necesarias para recuperar aquellas zonas que hoy ha perdido la comunidad y para garantizar nuevos espacios que signifiquen aire más puro, más naturaleza, más metros para el esparcimiento y más lugares para compartir.
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