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El país ha vivido en los últimos meses calamidades y situaciones dramáticas generadas por abundantes lluvias en distintas regiones de nuestro territorio, inundaciones, avalanchas como la que sufrió Mocoa, fuertes vientos, derrumbes, crecidas de ríos y quebradas y ahora se considera que muy probablemente en los próximos meses suframos las consecuencias del fenómeno de ‘El Niño’, que consiste en el calentamiento anómalo de las aguas superficiales del Pacífico tropical, que alteran la circulación atmosférica, produciendo una temporada de sequía, de muy pocas lluvias, que produce trastornos en la agricultura, bajas en el nivel de los embalses, afectaciones en la economía, etc.
Ello ocurrirá en la región de nuestras cordilleras, donde se concentra cerca del 80% de la población colombiana; en tanto, en los piedemontes amazónico y llanero, habrá aguda cantidad de lluvias.
Ello forma parte de la alteración de las condiciones atmosféricas o del clima, hecho recurrente, que se presenta en forma cíclica, cada vez con mayor agudeza.
Tales alteraciones del clima son distintas del cambio climático, con el que no deben confundirse, así ocurran paralelamente.
El cambio climático sucede en forma paulatina y permanente, durante un muy largo espacio de tiempo, alterando y lesionando las condiciones que son fundamentales para la supervivencia de la especie humana. El calentamiento global está siendo acelerado por numerosas actividades y prácticas humanas, que alteran los ecosistemas terrestres.
Ante la llegada de cualquiera de estos fenómenos, todos los caucanos debemos tomar conciencia de que hay que incorporar hábitos de uso eficiente del agua y tener un verdadero compromiso ambiental. Baños cortos, cierre de goteos de llaves, reutilización de aguas en riego y muchas otras medidas que todos conocemos, pero que olvidamos con facilidad, son la clave para la preservación del llamado líquido vital.
Pero esto no debe ser solo por un momento como el actual. La conciencia ambiental debe convertirse en una parte esencial de cada uno de los hogares, y esta enseñanza debe empezar en los más pequeños.
La ganadería en montaña, la deforestación, la acción arrasadora de la minería ilegal, la contaminación de ríos y quebradas, todo junto se convierte en deslaves, aluviones, crecientes e inundaciones con los deplorables resultados enunciados arriba.
La acción preventiva y coercitiva de las autoridades resulta indispensable a más de altas dosis de educación y conciencia. Pero como dice el aforismo: “Muchas veces el miedo hace el trabajo de la razón” y se requiere de la acción inflexible de la ley para meter en cintura a quienes ponen en peligro la vida y los bienes de sus conciudadanos.
A partir de octubre o noviembre, habrá alteraciones climáticas como ocurrió entre 2010 y 2012 y, entre 2014 y 2016, generadas por los fenómenos de ‘El Niño’ y ‘La Niña’.
‘El Niño’ seguramente volverá antes de finales de 2018 y afectará diversos sectores productivos del país, en especial al agropecuario, el abastecimiento de agua para la población y la generación de energía, etc.
¿Están preparados los sectores productivos, el sistema de salud, el abastecimiento de agua y energía, el Sistema Nacional de Riesgos de Desastres, etc., para hacerles frente a las anomalías atmosféricas que seguramente nos esperan? ¿Qué planes de contingencia se han implementado? En los meses que siguen la realidad demostrará si hemos aprendido la lección, si seremos capaces de lograr disminuir el impacto de estos fenómenos climatéricos que en las últimas décadas han ocurrido, recurrentemente.
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