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El sector agropecuario ha sido de los más importantes para los PIB recientes del país, pero su éxito es apenas un rasguño de la bonanza social y económica que podría tener si se le atiende bien. Recientemente el presidente Iván Duque reiteró que quiere construir su Plan Nacional de Desarrollo (PND) desde las regiones, incluyendo el agro, y regiones como la del suroccidente, done incluimos al Cauca, debe ‘cogerle la caña’ con lo que le corresponde al Departamento.
Duque definió siete puntos para el agro en el país: un ordenamiento social de la propiedad rural que incluya a las mujeres como titulares de la tierra; ordenamiento productivo del campo para usar el suelo con eficiencia e “impulsar modelos de agricultura climáticamente inteligentes”; la ‘diplomacia sanitaria’, que equivale a fortalecer al ICA (Agrosavia) y al Invima, para asegurar la admisibilidad sanitaria; llevar bienes públicos al campo para hacer trabajable el 46% de la frontera agrícola (hoy es el 6%), que en su campaña equivalía a que por lo menos el 50% del presupuesto agrícola se invierta en distritos de riego, adecuación de tierras, vías e infraestructura digital, “potenciándolo con APP para el crecimiento del sistema de mediana y gran escala”; mejorar la financiación y gestión de riesgo del sector; mejorar las actividades no rurales, como la capacitación del Sena e impulsar la industria y el comercio en los municipios del país; y reformar las instituciones del sector y crear un “sistema de Proyectos de Interés Nacional Estratégico (Pine)” para el agro y la puesta en marcha de un sistema nacional de información agropecuaria”.
Aunque se notan unas prioridades gubernamentales bastante acertadas para el campo, las más importantes deberían ser identificadas y luego aterrizadas a lo local.
Llevar bienes públicos al agro es de suma importancia, especialmente cuando son vías y distritos de riego. Estos últimos deberían ser prácticos y eficientes, basados en tecnologías modernas que ahorran agua, como el riego por goteo donde sea aplicable. Y no nos cansaremos de decir que sin agua para regar, el agro no dejará de ser un espejismo.
Una vez identificadas las aspiraciones y necesidades del departamento del Cauca desde la base campesina, tiene que haber una buena gestión para poder competir con las demás regiones del país, algunas de las cuales son expertas en formular proyectos para que les sean aprobados y financiados en un abrir y cerrar de ojos, mientras otras regiones escasamente presentan algunos. En nuestro caso las recientes gobernaciones no han tenido claridad en cuanto a enfocar su gestión hacia el campo en pro de satisfacer las necesidades de nuestro agro sin asumir la premisa de que la única manera de crecer en este campo, es mediante políticas públicas claras de protección y estímulo, que además sean coherentes entre sí y con las realidades de intercambio comercial del mundo.
Es importante entonces que desde los gobiernos central y seccional se mentalicen que Colombia y por su puesto el Cauca, tienen un enorme potencial agropecuario, más para poder utilizarlo eficientemente tiene que resolver los problemas de tenencia de la tierra, impulsar el uso racional y adecuado del suelo disponible para la agricultura, ganadería y plantaciones forestales, entre otros.
Ojalá que todos estos buenos propósitos puedan pasar cuanto antes del papel a los hechos. El Cauca los necesita.
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