Editorial: Todo para proteger a los adultos mayores

Avanzamos ya sobre el segundo mes de restricciones a la movilidad por causa de la pandemia originada por el coronavirus y, si bien la mayoría de la gente tiene un día a la semana para atender necesidades de aprovisionamiento, diligencias, etc., y hoy ya hay trabajadores de varias áreas económicas autorizados a salir diariamente a producir, existe un grupo que desde el comienzo ha estado totalmente confinado y es el de los mayores de 70 años. Hoy este sector poblacional ha manifestado, en Colombia como en muchos otros países, cansancio por la limitación tan estricta de su libertad de circulación.

Es necesario entender que las quejas que expresan quienes superan los 70 años por sus dos meses de encierro total, algunos de ellos en condiciones no muy cómodas o seguras, justifican su malestar, pero antes que nada es necesario recordarles que, como lo demuestran las estadísticas, ellos son la población más vulnerable frente al virus, sobre todo quienes tienen patologías como hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares o pulmonares, cáncer, entre otras. No existe en este momento una estadística mundial de muerte de personas mayores por Covid-19, pero sí está claro que en tanto más alta es la edad de la persona, más alta es su posibilidad de morir como consecuencia del fuerte impacto que sobre los sistemas del cuerpo tiene este coronavirus.

Esto hace que, aunque sea comprensible la creciente inconformidad de los mayores de 70 años, la recomendación sigue siendo que se mantengan lo más alejados posible de cualquier fuente de contagio y a sus familias, que actúen en consecuencia con la situación actual, asegurando el confinamiento de sus parientes en estas edades, pero bajo una nueva perspectiva y es la de hacer que sus días pasen de la mejor manera posible, creando para ellos posibilidades de ejercicio físico y mental para que no disminuyan ni sus capacidades motrices, ni su estado psicológico.

Que ellos estén siempre en compañía de otras personas es fundamental, en primer lugar porque eso estimula y da posibilidades de pasar días más amables y porque esos acompañantes pueden encargarse de las tareas que necesariamente exigen contacto exterior como hacer compras de mercado o medicamentos, u oficios como sacar la basura o recibir domicilios. Es necesario entender que nuestros mayores son quienes han tenido que hacer el mayor sacrificio en este tiempo y es nuestro deber cuidarlos y acompañarlos mucho más ahora que comienzan a sentir el rigor del prolongado aislamiento.