Guiada por la sugestiva frase, que acompaña la agenda de las Naciones Unidas para enfrentar la crisis post pandemia, que encabeza este editorial, se llevó a cabo el pasado 4 y 5 de noviembre de 2021, la XXII Conferencia Regional Virtual de Cooperativas de las Américas con el lema: “Aportes desde los principios y las acciones de las cooperativas de las Américas a la agenda global de reconstrucción”, la cual congrega a un número muy importante de cooperativas de 24 países del continente americano, las que agrupan a más de 200 millones de asociados, para conocer el rol jugado por el movimiento cooperativo de las Américas en lo que está empeñado el mundo entero hoy, bajo el nombre de reactivación, después del paso devastador en los campos económico y social dejado por la pandemia.
Para el movimiento cooperativo y para amplios sectores de la sociedad mundial, el proceso de reactivación, del que se habla hoy en día, está referido en lo fundamental a lo económico, relegando a un segundo plano lo relacionado con la reactivación social, la cual se espera se logre de contera o rebote al avance de la primera, es decir de la económica. Por lo que, bajo el entendido que la pandemia generada por la COVID-19 continúa, los efectos económicos y sociales se seguirán sintiendo por varios años, los cuales en su momento la CEPAL hizo referencia a ellos, destacándo ‘la profundización de las brechas estructurales de desarrollo que existían en la región, es decir desigualdad, baja productividad, informalidad, fragmentación de los sistemas de protección social’, aspectos que siempre han concitado a los cooperativistas de la región la mayor preocupación y atención.
En este contexto, las cooperativas de las Américas y el sistema cooperativo en su conjunto respondieron en los momentos más críticos de la pandemia, movilizando los principios y valores que componen la identidad cooperativa, así como unos importantes activos derivados de su naturaleza, tales como: resiliencia, innovación, servicios a los miembros, patrimonios financieros y sociales, elementos éstos fundamentales para diseñar modelos económicos y sociedades post pandemia que sean más inclusivos, más sostenibles y que beneficien a las comunidades y sus territorios.
Se destacó, por los diferentes ponentes y panelistas de la XXII Conferencia Regional, el papel jugado por sus cooperativas en este periodo de pandemia, mostrando en cada una de las experiencias expuestas la capacidad de la solidaridad, la asociatividad y la cooperación para enfrentar situaciones complejas presentadas a sus asociados y a sus familias, en situaciones inesperadas como las generadas por la pandemia, lo que ha merecido por parte del Secretario General de las Naciones Unidas: Antonio Guterres un importante reconocimiento al movimiento cooperativo al indicar que la identidad y el modelo de negocios de las cooperativas “pueden marcar el camino hacia una recuperación justa de la COVID-19, como lo han demostrado sus principios y muchas medidas adoptadas durante la pandemia, esto en virtud de que las cooperativas y sus redes están presentes en todos los rincones del mundo, desde los pueblos más pequeños hasta las ciudades más grandes, tejiendo un tapiz global cuya membresía incluye aproximadamente el 12% de la humanidad”, en el informe titulado: Las Cooperativas en el Desarrollo Social.
En buena hora, tanto las Naciones Unidas como la XXII Conferencia Regional de las Américas coincidieron en la estrategia de hacer explicitas las diferentes acciones concretas llevadas a cabo por las cooperativas durante la pandemia, quedando como el mejor testimonio para las presentes y futuras generaciones de cooperativistas y la sociedad en general, de que el movimiento cooperativo está vivo, pujante, cohesionado y fuertemente comprometido con los asociados y sus familias, así como con la comunidad, particularmente con el entorno social de influencia de las mismas, lo que permite que estas formas de organización económicas y sociales, merecen todo el reconocimiento y confianza, para ser alternativa viable en la solución de los más variados aspectos que afectan el logro de mayores niveles de bienestar y prosperidad, ya que ellas están centradas en la comunidad, lo que las diferencia sustancialmente de las organizaciones y corporaciones centradas en los beneficios per sé.