La situación que trajo el Covid-19 en el campo de las comunicaciones ha sido, sin lugar a dudas, uno de los temas más trascendentales, gracias a los desarrollos de las tecnologías de la información y las telecomunicaciones, para poner en sintonía a todo el mundo con el tema, desde los análisis más ortodoxos en el campo médico y científico, hasta los de orden cultural y social, a fin de asegurar acciones individuales y de mitigación de los impactos que el virus traería en el corto y mediano plazo, mientras aparece la vacuna, desarrollo científico en el que en diversas latitudes se viene trabajando con especial interés.
En este propósito no ahorraron esfuerzos los gobiernos, los medios de comunicación y las redes sociales, exceptuando aquellos que subestimaron y aún subestiman el profundo impacto letal que encierra, mostrando hoy, que esos países que adoptaron dicha posición son los más afectados tanto en contagios como en decesos a causa del Coronavirus.
En todos estos meses, cerca de un año, desde la aparición del virus en una provincia de China, el tema ha estado bajo el influjo mediático que ha puesto a rivalizar la realidad con las percepciones en todos los campos, desde el político hasta el científico, en el primer caso unos, los que han asumido que en efecto la pandemia es un problema crítico de salud pública, y otros, los que desde un comienzo quisieron minimizar el hecho comparando el COVID-19 con una simple gripa, han querido capitalizar el tema para afianzar sus posiciones políticas e ideológicas, uno de los factores por los que el presidente de los Estados Unidos Donald Trump perdió su reelección, así como otros que orientaron a las comunidades a ´concentrarse’ en tan letal virus y dejar a un lado los profundos y graves problemas que traían sus países y regiones desde antes de la pandemia.
En nuestro caso, como país y como región, con el pasar de los días y las medidas iniciales de Aislamiento Social Obligatorio drástico y poco a poco flexibilizado, que trajo por un lado un robustecimiento de la infraestructura tecnológica en clínicas y hospitales públicos, de manera particular con un importante crecimiento de Unidades de Cuidados Intensivos – UCI y fortalecimiento de las políticas de bioseguridad en los centros asistenciales y en los hogares, por el otro lado, se presentó una profunda fractura del ordenamiento económico profundizando los niveles de desempleo y generando una aguda recesión, lo cual puso en franca ‘lucha’ a la salud con la reactivación económica.
En este nuevo escenario llevamos varios meses, con la esperanza de que el mundo y nosotros podremos salir adelante en ambos aspectos y aquí es donde aparece con mucha fuerza, a pesar que durante todo este tiempo de pandemia ha estado presente, la dicotomía entre las percepciones y la realidad, lo cual tiene un profundo impacto psicológico individual y colectivo que, según el manejo que se le dé, será un acelerador para lograr una solución de fondo a ambos problemas o se erigirá como un desacelerador de los mismos.
Es el momento en el que se debe acudir a la racionalidad, dejar a un lado historias, creencias y mitos que se han creado a su alrededor, los cuales orientan comportamientos y actitudes que promueven la indisciplina social y la apropiación de elementos centrales en el necesario autocuidado y acciones preventivas que individual y colectivamente se deben adelantar.
Preocupa que, en la región, las percepciones son mucho más fuertes que la realidad que está atravesando, tanto en lo económico como en la salud, en este último aspecto las cifras son “numéricamente” moderadas, sin contar con el significado relativo de las mismas, proporcionalmente a la población y a las condiciones de desarrollo que tiene el Cauca y su capital Popayán. Las cifras más recientes dan cuenta de 15.154 personas contagiadas, sin la certeza de a cuantas personas se les ha hecho los exámenes correspondientes, 13.796 personas recuperadas y 426 decesos, datos que requieren mayor atención, realidad que se pondera como tal cuando un familiar, una persona cercana o conocida pierde la batalla contra el Covid-19. En este propósito todos debemos contribuir.