Editorial: Los retos del nuevo comandante de la Metropolitana




LOGOEl coronel Pompy Arubal Pinzón Barón, es el nuevo jefe de la Policía Metropolitana de Popayán, en reemplazo del también Coronel Pedro Rafael Rodelo Ásfora.

Pinzón Barón viene de ejercer en el comando de Policía de Boyacá, donde se destacó como un oficial conciliador, que le daba cara a la gente, apoyando así las buenas relaciones de la Policía para con los estamentos gubernamentales de ese departamento.

El hoy comandante de la Metropolitana payanesa, es abogado y profesional en Criminalística con especializaciones en Seguridad Pública y, Derecho de Infancia y Adolescencia. Actualmente es Candidato a magíster en Derecho Administrativo de la Universidad Sergio Arboleda. Ha trabajado como subdirector del Inpec, donde recibió constantes amenazas contra su vida debido a los constantes operativos que ordenaba en los penales más relevantes de nuestro país; igualmente hizo parte de la Dirección de Protección y Servicios Especializados de la Policía Nacional.

Pinzón Barón llega a Popayán en un momento en que la percepción de seguridad del ciudadano de ‘a pie’ es desfavorable y donde la relación entre comunidad y Policía no es muy positiva. Todo esto se ve reflejado en las constantes críticas de la gente para con el trabajo policial, en especial en los barrio de periferia, donde es común que se escuche “por acá poco se ve patrullando a la Policía”.

Ese imaginario ciudadano infortunadamente se refuerza con sucesos violentos recientes que generan impacto a nivel de la sociedad, como el asesinato en pleno Centro Histórico de un líder indígena el pasado 2 de marzo; o el crimen de un interno del penal de Popayán que estaba de permiso, baleado al interior de un bus de servicio público, el 30 de marzo de este año. De estos hechos poco se ha conocido y aunque hay hipótesis sobre sus móviles, la sociedad sigue esperando capturas de los autores materiales e intelectuales de estos y de muchos otros asesinatos aún impunes.

Pinzón Barón tiene muchos frentes para trabajar y uno de los principales es el de la delincuencia juvenil y de las mal llamadas pandillas, cuya cantidad y membrecía, aunque no es reconocido por las autoridades, crece exponencialmente. Sobre el particular es importante reconocer que las condiciones sociales de nuestra capital no son las mejores convirtiéndose ellas en el combustible para la generación de conductas irregulares de muchos jovencitos. Así pues que lo primordial es romper este círculo vicioso y la educación y el empleo formal son dos de los componentes importantes para hacerlo.

Las pandillas nacen por un afán de marcar territorio, pero debemos advertir que hoy por hoy muchas están siendo atraídas por el microtráfico, que es otro de los fenómenos delincuenciales que deben ser atacados con fuerza. Peligroso que Popayán comience a convertirse en cantera de donde reclutar “soldados” locales para las bandas criminales que intentan asentarse en el centro del Cauca en busca de controlar corredores de narcotráfico en esta región del suroccidente colombiano.

Ya sabemos que de estos grupos también se derivan los atracos, el fleteo y el sicariato, ramas del mismo árbol enfermo. A pesar de la oferta de protección de la Policía, al retirar dinero de los bancos, la gente la desaprovecha y cae víctima de los fleteros, a veces con consecuencias fatales.

El nuevo comandante de la Metropolitana de Popayán, que recibirá hoy, oficialmente su cargo, le dijo ayer a los medios de la ciudad, que será implacable con la disciplina interna de la Policía y atacará la corrupción donde la haya, pero también enfatizó que la Policía sola no puede solucionar los problemas estructurales de Popayán y que la ciudadanía también se tiene que pellizcar. En eso tiene razón y será nuestra política editorial que respalda dichas iniciativas, en favor de la sana convivencia y la seguridad ciudadana.