En los últimos días los habitantes del centro y sur del departamento del Cauca y los del vecino departamento de Nariño, han sufrido de escasez de bienes y servicios, por el cierre de la carretera Panamericana, entre los municipios de Santander de Quilichao y Piendamo. Lo anterior como producto de una protesta con una mezcla de actores sociales, entre los que están: los grupos indígenas, campesinos, y algunos grupos de izquierda como La Marcha Patriótica y El Congreso de los Pueblos.
Como resultado de lo anterior, ciudadanos del común, gremios de la producción, empleados, contratistas, estudiantes y en general personas provenientes de casi todos los estamentos sociales de Popayán y sus municipios vecinos, expresaron de distinta forma, su rechazo a las vías de hecho de estas organizaciones, que pusieron en peligro las actividades sociales, económicas y en general, la tranquilidad de más de dos millones de personas, incluyendo a los vecinos del departamento de Nariño.
Causó mucha molestia entre los quejosos, la actitud timorata de la mayoría de nuestros líderes, quienes se pronunciaron de forma tibia o guardaron silencio para no molestar a algunos de sus electores, pero logrando una gran molestia entre la mayoría de los sectores sociales del Cauca. Ellos, la mayoría, decidieron no tomar partido y acomodarse en una posición de neutralidad, que hizo, que habitantes de estas zonas, no se sintieran representados por sus dirigentes y expresaran su desilusión.
El departamento del Cauca tiene problemas estructurales que han logrado empobrecer a sus habitantes, haciendo poco atractiva la inversión privada, y generando un ambiente hostil, entre etnias y regiones, que no permite abrigar esperanzas de un futuro de trabajo entre hermanos, como corresponde entre quienes por nacimiento o deseo habitan esta región de Colombia.
La falta de infraestructura, la escasa generación de ingresos, el problema de tierras, el poco apoyo al emprendimiento, y falencias comunes de Colombia, como las pobres calidades en salud y educación; son nuestros principales problemas estructurales, sin un liderazgo que nos motive a los Caucanos, a trabajar por el mismo camino y con una visión de futuro común.
En el cuatrenio pasado, tuvimos la fortuna de contar con 1.4 billones de pesos, cantidad que multiplicó por 10, los recursos disponibles en gobiernos anteriores, y que permitió soñar con un futuro esperanzador para nuestro terruño, pero que la realidad de los resultados nos despertó abruptamente con un departamento, que hoy, tiene indicadores sociales ubicándonos en la cola de los departamentos de Colombia.
Nuestros líderes parecen enfrascados en sus intereses personales y de los integrantes de sus grupos políticos y han olvidado que se le deben a la totalidad de los electores del departamento. Las mezquindades de los contratos entre amigos y los puesticos para conocidos, no les permiten ver las grandes necesidades de sus gobernados y terminan saltando matones y cediéndole el espacio a líderes nacionales, que no entienden las complejas realidades del Cauca y para triste muestra está, la gran cantidad de votos conquistados por políticos de otros departamentos, en las elecciones para senado.
Hoy Popayán y el Cauca, tienen unos gobernantes jóvenes que hacen parte de la renovación de nuestra clase política y que generan en los habitantes de la región, un renacer de la esperanza por recuperar la senda de crecimiento social y económico. En los próximos tres años y medio ellos tendrán la oportunidad de demostrar su liderazgo para bien de todos los caucanos.
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