En la primera década del presente siglo, una generación de futbolistas comenzaba a despuntar en las competiciones de fuerzas básicas en el fútbol colombiano. Los torneos de liga a nivel nacional y regional y en ese entonces el ponyfútbol (del que se desligó la Difútbol por razones netamente económicas y de manejo político), era la cuna de aquellos jugadores que tras llegar al profesionalismo y emigrar para jugar en Europa, fueron seleccionados para las eliminatorias hacia el mundial 2014. Previamente, el fútbol colombiano venía de tres fracasos consecutivos donde la selección fue eliminada de Japón-Corea 2002, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010.
Aquel equipo que al comienzo tuvo tropiezos hasta que se nombró a José Pekerman en la dirección técnica, deslumbró a Sudamérica alcanzando sin afujías la clasificación a Brasil 2014 para luego encumbrarse en la cima del mundo futbolístico llegando a cuartos de final en aquella Copa del Mundo, donde cayeron eliminados por el anfitrión del evento en un polémico partido que terminó 2 a 1.
Con Pekerman a la cabeza en la dirección técnica, la base de esa selección, a la que llegaron otros nombres, pudo calificar a Rusia 2018, eso sí con muchos reparos, quedando cuartos en las Eliminatorias, a tan solo un punto de Perú que fue la selección que obtuvo el cupo al repechaje.
Ya en el Mundial, la presentación de esa selección no fue tan decorosa como la de Brasil, pero se cumplió llegando a octavos de final, terminando eliminada por Inglaterra en la ‘lotería’ de los lanzamientos libres desde el punto penal.
Para el comienzo de las eliminatorias del 2022, ya eran pocos los que quedaban de esa selección que deslumbró en Brasil 2014. Tras un cambio de timonel por la salida de Pekerman, ya los resultados no eran los mismos, y los directivos comenzaron a dar tumbos en el proceso conseguir quien se encargara del seleccionado nacional. El equipo se encargó por casi un año a Arturo Reyes, un bisoño estratega de la cuerda del mandamás de la Fedefútbol, hasta que se contrató al portugués Carlos Queiroz, que no duró ni dos años en el cargo al ser literalmente echado del puesto a mitad del proceso eliminatorio. Fue entonces cuando llegó Reinaldo Rueda, entrenador que nunca pudo darle equilibrio al equipo, ni tampoco una solidez en sus líneas. El resultado a eliminación a Catar 2022.
Queda para la reflexión, la pésima labor de los directivos de la Federación Colombiana de Fútbol a cargo de Ramón Jesurun, que poco pensaron en lo deportivo olvidándose de los procesos, esos mismos que sirvieron para despuntar a Falcao, James, Cuadrado, Ospina, entre otros. Quedaron atrás los torneos de base y el seguimiento constante de jugadores a nivel nacional de parte de veedores de la Difútbol. A la directiva de la Fedefútbol solo les importó lo económico y encargaron el peso de lo futbolístico a cuerpos técnicos que no supieron nunca amalgamar las condiciones técnicas de los nuevos prospectos de selección, quienes, cuando fueron convocados, tampoco no dieron la talla para sacar adelante partidos claves como los de Ecuador y Perú, equipos a los que no se les ganó y ni se les marcó en Barranquilla.
Ojalá este revés sirva para volver a las bases, retomando la realización de torneos permanentes del orden nacional en categorías juveniles y para brindarle a la Primera C el status del ascenso a fin que siempre haya camada de jugadores despuntando. Esa es la mejor forma de forjar procesos continuos a nivel de selección para retornar igualmente a los mundiales sub 17 y sub 20, en los que también hemos estado ausentes desde hace muchos años.