Vuelve y juega. De nuevo, la administración municipal, esta vez bajo el mandato de Juan Carlos López Castrillón, intenta dinamizar de manera oficial el auge de la bicicleta como transporte alternativo en la capital caucana. En esta oportunidad, el Ministerio de Transporte le entregó al municipio 40 bicicletas públicas para reiniciar el proyecto que alcanzó a tener algo de avance en el gobierno anterior.
Así las cosas, con esta entrega ya son 90 bicicletas las que estarán al servicio de la ciudadanía en los dos puntos (Banco de la República y parque Tecnológico), dispuestos por la Secretaría de Tránsito para su préstamo.
La realidad es que las bicicletas no solo están de moda en el sentido más común de la expresión, como es ser populares, sino que hacen parte de la planificación urbana seria de la mayoría de las ciudades del mundo, tanto para reducir la contaminación del aire y el ruido, como para incrementar la salud pública de sus usuarios.
En una ciudad como la nuestra, llena motocicletas y carros contaminantes que no dan abasto en las escasas avenidas, la bicicleta es una manera de soñar con un mejor orden en transitividad citadina, mejorando de paso, la calidad de vida de los habitantes y ahorrándole mucho dinero al erario.
De igual forma, en un país como el nuestro, donde la prevención de enfermedades está atrasada, la bicicleta es una manera de prevenirlas, mejorando la calidad de vida de los habitantes y ahorrándole mucho dinero al erario. Además, la bici, como la llaman en muchos países, o cicla, como se le denomina en Colombia, ha ganado mucho espacio en la sociedad actual por ser un medio de transporte sano, ecológico, sostenible, y por haberse impulsado su uso a través de las políticas de difusión del empleo de todo lo que es amable con el medio ambiente.
Este nuevo impulso que se le inyectó al proyecto de bicicletas públicas, se debe integrar a las ciclorrutas con que cuenta la ciudad actualmente, las cuales están siendo vulneradas constantemente por vehículos de motor y desaprovechadas por falta de control de parte de las autoridades. Sería importante igualmente, además de hacerlas respetar, comenzar programas educativos a fin que estas se conozcan por toda la comunidad, incluyendo el acompañamiento de las autoridades, tanto para controlar a los ciclistas como a los conductores.
Ante el auge de la bicicleta, la ciudad ofrece de tanto en tanto, bicipaseos, en los que se recorren determinados sectores de interés turístico, incluyendo zonas rurales en los alrededores de nuestra capital. Además, estos en determinadas ocasiones estos recorridos se hacen en segmentos nocturnos. Y es precisamente en este tipo de eventos cuando los ciudadanos en sus ‘caballitos de acero’ deben hacer acopio de todos los elementos de seguridad vial, a fin de dar ejemplo. Y lo decimos porque muchos siguen saliendo sin luces, y deberían ser retirados de la vía por autoridades, quienes deben proteger sus vidas, en vista que ellos mismos no lo hacen porque no parecen comprender la importancia vital de ser vistos por los conductores de vehículos a motor.
Ojalá esta vez el proyecto de bicicletas púbicas tome impulso definitivo y se convierta de una buena vez en un elemento de beneficio que contraste con el caótico tránsito citadino. Es tiempo entonces para darle el valor real a las ciclorutas y las cintas para bicicletas que ya se habían delimitado por varias calles del centro de la ciudad. Aún estamos a tiempo para sentar reglas mucho más claras, y hacerlas cumplir para de verdad convertir a Popayán en una verdadera capital de la bicicleta.