Editorial: Inundados de plástico

Las cifras son alarmantes y sin embargo, poco se hace por revertir prácticas tan destructivas.

Las informaciones más recientes sobre la producción y consumo de plástico en el mundo así como la manera en que es desechado, más que preocupantes son aterradoras, sin que se conozca además de esfuerzos estatales realmente serios para contener la hecatombe del planeta.

Y sí, puede que la palabra hecatombe suene fuerte para algunos, pero hechos como los que se describen a continuación hacen que incluso pueda quedarse corta.

De acuerdo a Ecowatch, portal periodístico especializado en temas ambientales, en los últimos 10 años, para no ir más atrás, la humanidad ha producido más plástico que durante todo el Siglo XX. Y de ese plástico, más del 50% se usa sólo una vez y se bota sin reciclarlo.

Así, cada 12 meses se produce suficiente de ese material para darle la vuelta al mundo 4 veces, utilizando el 8% de todo el petróleo que se extrae y demorando entre 500 y 1.000 años en degradarse.

Como si eso no fuera causa de alarma suficiente, 500 mil millones de bolsas de plástico se utilizan anualmente, más de un millón cada minuto. Y en los mares, el 90% de toda la basura que flota en los mismos es de plástico y hay tanto, que en la superficie ya flota el equivalente a 1 millón 300 mil kilómetros cuadrados, más que la extensión de Colombia entera.

Es así como un millón de aves y más de 100 mil criaturas marinas mueren cada 365 días presas del plástico, material cuyos insumos químicos muchos de los cuales son tóxicos, penetran también el cuerpo humano.

La lista, en fin, es larga y continúa, pero por razones de espacio no se puede enumerar completa.

Ahora, los pocos esfuerzos para contrarrestar esa problemática, regularmente tienen tropiezos por doquier. Por ejemplo, en Francia se aprobó en el 2016 una controvertida ley que prohíbe el uso de utensilios plásticos. El plazo para que entre totalmente en vigencia se cumplirá el año 2020, en que será necesario asegurarse de que todos los platos, vasos y demás, que se vendan en Francia, procedan de fuentes biológicas.

Los ecologistas han aplaudido la ley, pero hay sectores como los fabricantes de empaques europeos que han anunciado que lucharán para impedir su vigencia, por considerar que afecta a los consumidores y que viola la norma de la Unión Europea de libre movimiento de bienes.

Los legisladores franceses argumentan que buscan la reducción del uso de energía y de los desperdicios de las industrias procesadoras de plásticos y los desechos domésticos de este material.

Lo cierto es que esta decisión ha provocado una discusión que habría de producirse tarde o temprano, pues habrá que elegir entre la comodidad y la necesidad de reconversión de algunas industrias y la salud y el futuro de la humanidad.

Sin embargo, con esos datos es más que suficiente no solo para afirmar que los desincentivos para utilizar plástico y más concretamente las bolsas con el impuesto recién aprobado sin lugar a dudas se quedan cortos, sino que las campañas para concientizar a los colombianos y en general al mundo entero de la manera sistemática en que el hombre como especie está cavando su propia tumba, también han fracasado estruendosamente.