Popayán amaneció con una polémica que raya en el escándalo: almuerzos escolares a precio de plato ‘ejecutivo’ en restaurante de gama media. En términos numéricos, según la denuncia de un concejal de la ciudad, durante 4 días de diciembre se pagaron raciones a $6.900 cuando el resto del año se facturó a 971 pesos.
Esta fue una de las ‘perlas’ que expuso el corporado del Mira, Diego Alegría, dentro de una presumible serie de irregularidades cometidas por el operador del PAE (Programa de Alimentación Escolar), durante el periodo 2015 en la capital caucana y donde los estudiantes de colegios oficiales beneficiarios fueron los grandes damnificados.
Dentro de ese listado de supuestas anomalías dadas a conocer por el concejal Alegría en el contrato firmado por la administración anterior con el consorcio Nutrición Escolar Popayán, también se hace referencia al suministro de alimentos descompuestos y a la duplicidad de estudiantes beneficiados, lo que habría inflado los costos del programa en nuestro municipio. Asimismo, asegura que existen sobrecostos en los implementos de cocina entregados a los restaurantes escolares.
Pero más allá de la presumible falta contra el erario denunciado recientemente, tenemos que adentrarnos en las afectaciones que se vienen generando contra la gran cantidad de niños y adolescentes dependientes de la pequeña ración de alimentos que reciben en sus colegios.
Desde mayo de 2015, cuando se firmó el contrato del que hace referencia el concejal Alegría, el inconformismo de padres de familias y directivas docentes contra el servicio de restaurante escolar ha sido creciente. En principio, las quejas se direccionaban hacia la tramitología propia en este tipo de contratos, lo que terminaba retrasando el suministro de raciones en las 22 instituciones educativas. De hecho, algo similar está ocurriendo por estos días cuando se adelanta el proceso para escoger el operador para el 2016, razón por la cual los estudiantes no están disfrutando del programa.
Otra razón del inconformismo desde los centros educativos se enfoca en la calidad de los alimentos. En tal sentido, las denuncias del concejal se enfocan en el suministro de alimentos descompuestos, de los que esperamos, no hayan sido parte del menú en ningún colegio payanés.
Queda en el tintero el por qué este tipo de denuncias se ventilaron apenas en este periodo legislativo local. De temas relacionados no se escuchó ningún requerimiento o posición de parte del equipo de concejales que terminó periodo el fin de año anterior.
Igualmente, causa curiosidad el hecho de que ningún ente de control haya advertido este tipo de irregularidades. Se aguarda entonces, que ya dadas a conocer desde la corporación local, surjan los pronunciamientos sobre apertura de investigaciones de parte de la Contraloría y Personería municipales.
Finalmente, a la actual secretaría de Educación Municipal le cobija una gran responsabilidad para elegir el nuevo operador del PAE en la presente vigencia. Y es que luego de las dudas que se despertaron desde la corporación payanesa, la nueva entidad responsable debe ofrecer plenas garantías para operar el sistema, ojalá desligándose de la presión de la clase política actual, de la que sabemos, tiene mucha influencia en la consolidación de los millonarios contratos que se generan desde la administración pública.
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