Que Colombia lamentablemente, en pleno siglo XXI todavía es un país en extremo machista, es una de esas tristes verdades que nadie puede contradecir. Y al referirnos a toda Colombia tenemos que especificar en sus regiones y en ellas, fijarnos en nuestra comarca caucana y payanesa.
Los estudios sobre el tema y las encuestas hechas con alguna frecuencia a la población en general, confirman que a pesar del paso del tiempo, aún son muchas las concepciones erradas, los juicios abusivos y las ideas equivocadas que prevalecen en la gran mayoría de hombres y por contradictorio que parezca, también en algunas mujeres, sobre el rol de ambos sexos en la sociedad de hoy.
Un informe periodístico de El Nuevo Liberal en su edición del domingo 29 de noviembre, basado en el último estudio que mide la tolerancia de las violencias contra las mujeres realizado por la oficina de la Equidad de la Mujer de la Presidencia de la República, muestra con cifras esta cruda realidad, la cual es travesada por un común denominador: la violencia de género. En el escrito se manifiesta que la noción de la masculinidad ligada a la dominación, la dureza y el honor ha sido vinculada en investigaciones con agresores físicos, psicológicos y sexuales. Esta idea de masculinidad es una constante social que se alimenta de los mensajes de los medios de comunicación, los programas de televisión, los videojuegos, los deportes, en donde se refuerza el rol del guerrero capaz de luchar contra todo y a toda costa por defender lo que es suyo. Estas nociones se trasladan a las relaciones con las mujeres.
Enfatizando en la capital caucana, el informe en cuestión realizado en 10 ciudades del país, muestra que Popayán está entre las urbes que tiene mayores deficiencias en relación con la tolerancia de las violencias contra las mujeres. Esto deja en evidencia que han sido insuficientes las políticas locales y los proyectos de los organismos internacionales, ya que a pesar de los múltiples procesos desarrollados la tolerancia institucional de las violencias contra las mujeres continúa siendo alta o media en varias de las dimensiones incluidas.
Otro ítem del estudio se enfoca en la idea de la propiedad masculina sobre la mujer, lo que ha fortalecido el concepto social según el cual los hombres tienen el derecho a “castigar” o “disciplinar” a las mujeres. En esta parte de análisis Popayán también vislumbra una seria preocupación en contra de la mujer.
Cifras muy altas para la capital del Cauca que no favorecen a las mujeres, se pueden notar en conceptos erróneos basados en la fidelidad femenina. Se considera que los hombres tienen el derecho de castigar a sus compañeras sentimentales por tal razón.
En otros aspectos sobre violencia de género, el estudio mostró que entre el 1 de enero y el 31 de octubre de 2015 se reportaron en Colombia un total de 8.283 casos de homicidio, en donde 671 (8,10%) corresponden a mujeres.
El epicentro de esta clase de análisis sociales, consiste en que en este país se insista en hacer el diagnóstico de la enfermedad, pero no se hable suficientemente de sus efectos. Es decir, que se hable una y otra vez de una realidad que es vergonzosa y aterradora, como que este país es acendradamente machista, pero poco se analicen las consecuencias.
Es obligación entonces tanto del Estado para que mediante campañas y acciones efectivas cure lo que le corresponde, así como de la ciudadanía en general para que se haga un examen de conciencia y revise a profundidad sus convicciones, la única manera de batallar efectivamente contra ese monstruo abominable llamado machismo.
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