Estas dos enfermedades virales, conocidas médicamente como “la fiebre de los diez días”, están nuevamente entre nosotros. Aunque en el Cauca y en especial en Popayán, estos males mantienen controlados, el número de víctimas del dengue sí ha aumentado últimamente en especial en el norte del Cauca, aunque no en las preocupantes proporciones que viven Cúcuta, Venezuela, Centroamérica y el Caribe, donde el chikungunya tiene contra las cuerdas los sistemas de salubridad pública. El primero es transmitido por el zancudo Aedes Aegypti y el segundo también a éste además del Aedes Albopictus.
Siendo ambas enfermedades parecidas y pudiendo fácilmente confundirse sus síntomas, a través de una prueba diagnóstica se determina cuál patología sufre la persona que ha caído víctima de uno de dichos virus. El dengue produce fiebre, dolor de cabeza, hemorragias nasales, náuseas, erupciones en la piel; el chikungunya produce fiebre más alta, dolor severo en las articulaciones, picazón en manos y pies, conjuntivitis y dolores de espalda. Mientras el dengue puede durar entre 2 y 7 días, el chikungunya dura entre 4 y 10 días.
La OMS, sabiendo que no existe tratamiento específico ni vacuna contra estos virus, recomienda a las autoridades sanitarias reforzar las estrategias y las medidas que tradicionalmente se utilizan para combatir el dengue como la fumigación y la eliminación de criaderos de los mosquitos transmisores.
Prevenir tales virus no es solo tarea de las autoridades sanitarias, es de todos los habitantes por lo que es fundamental que en cada casa se tomen medidas de limpieza para evitar la presencia de los mosquitos que la transmiten ya que sin ellos no hay enfermedad. Por eso medidas ya conocidas como el eliminar objetos inservibles donde se acumula agua, las llantas usadas, los depósitos de agua bajo las materas, las botellas vacías, no arrojar basura a las calles y lotes, el usar repelentes para la piel, son fundamentales para evitar que el asunto pase a mayores en nuestra región.
Ante las crisis que se han presentado con estas enfermedades, las autoridades deben implementar sólidas estrategias para controlarlas pues se han tornado en un problema cada vez más grave en los países de América Latina que se han visto afectados en los últimos años por extensas y explosivas epidemias; ya entre 1948 y 1972 se logró la erradicación del mosquito vector en nuestro subcontinente pero pocos años después ellos fueron reinfestados y azotados por delicadas epidemias de dengue, fiebre amarilla y chikungunya.
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