La “Ley de comida chatarra”, proyecto que se debate en el Congreso, busca que los alimentos procesados que se consumen en Colombia lleven etiquetas de advertencia que señalen si en su contenido hay exceso de azúcar, sodio, grasas saturadas o edulcorantes.
El objetivo de poner estos sellos en los comestibles ultraprocesados es causar un impacto visual y mostrar a los consumidores por anticipado los ingredientes de los productos, con el fin de orientarlos y que aprendan a diferenciar los alimentos saludables de aquellos que son nocivos para la salud, para que sepan qué van a comer y lo decidan de manera informada. El pionero en Latinoamérica en introducir esta norma en su legislación fue Chile, pero ya se ha adoptado en otros países como Perú y México.
La iniciativa, a menos de tres días de concluir el periodo legislativo y con el temor de que se hundiera, finalmente superó su último debate en la plenaria del Senado, en la cual varios sectores políticos se manifestaron a favor.
Para Colombia, este logro es hoy más importante que nunca, pues si bien ya sabíamos que los patrones de alimentación no saludables son el primer factor de riesgo vinculado con mortalidad en el país, hoy también sabemos que el consumo habitual de productos ultraprocesados se relaciona con obesidad, diabetes e hipertensión y que estas tres condiciones aumentan la severidad y el riesgo de morir a aquellos que contraen Covid-19.
La Red PaPaz es la organización que ha liderado el interés por la aprobación de la ley, sobre todo en defensa de la buena alimentación de los infantes; ya que el consumo de estos productos aumenta el riesgo de causar enfermedades a futuro en los niños, quienes, además, no comen las cantidades de frutas y verduras recomendadas por la OMS para una adecuada nutrición. Así mismo, el 25% de los escolares entre 5 y 12 años tiene exceso de peso.
Es necesario poner los sellos porque el consumo habitual de alimentos procesados con alto contenido de calorías, sodio, grasas saturadas y azúcar puede causar obesidad e incremento de la presión arterial, que a largo plazo ocasionan daño renal y fallas cardiacas; aumento del colesterol malo, hígado graso y resistencia a la insulina. En Colombia existen altas tasas de sobrepeso, obesidad y diabetes, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud. De igual manera, el Dane reporta que las enfermedades asociadas al sobrepeso y a la obesidad se encuentran entre las primeras causas de muerte.
Desde 2018 la ciudadanía venía alzando su voz a favor de esta política que ya cuenta con el apoyo de más de 246.000 personas que han firmado la petición. Esta solicitud va en línea con los argumentos presentados en estudios nacionales e internacionales sin conflicto de intereses que establecen que el etiquetado frontal de advertencia ha contribuido a que los consumidores identifiquen más fácilmente las bebidas endulzadas y los comestibles ultraprocesados, desincentivando así su consumo habitual. Según los estudios, el uso de la etiqueta octogonal de advertencia, comparada con otros tipos de etiquetado frontal, ha reducido considerablemente los índices de consumo, creando a la vez una mayor conciencia.
El proyecto fue incluido en el orden del día de este miércoles en el Senado para ser votado u se aprobó a pocos días de finalizar en estas sesiones, y contrario a otros debates en debates anteriores, esta vez no fue hundido y avanza en su proceso de ser ley de la República, logrando que prime el bien común por encima de los intereses particulares.