Los campesinos de Argelia piden que el Estado asuma su responsabilidad de materializar los acuerdos de paz, en especial en los puntos relacionados con la sustitución gradual, voluntaria y asistida de los cultivos de uso ilícito, para que esta zona del suroccidente del Cauca alcance la tranquilidad que hoy no tiene.
Desde finales del pasado mes de febrero, a la fecha, las comunidades del lugar están en medio de la guerra y no es exageración plantear el tema en esos términos. A nuestra redacción han llegado centenares de testimonios de labriegos donde comprueban que la violencia y el miedo regresaron a sus vidas, y que esta tranquilidad que se ganó con la firma de la paz con la Farc, cada vez se resquebraja, más con la llegada de grupos armados ilegales a poblaciones como El Plateado, El Sinaí, entre otras. “Quedaron en acompañar al campesinado en el tema de sustitución, de permitirle que accedieran a las ganancias que se obtienen con la siembra de coca pero con cultivos legales, pero no, se les olvidó eso y ahora lo que tenemos son dos organizaciones armadas enfrentadas por esta zona y en medio nosotros, viendo cómo no perder la vida porque no queremos irnos de nuestras casas”, relata un comerciante de lugar que, por razones de peso, se mantiene en el anonimato.
Y es que además de la no implementación de esos acuerdos, en relación con los cultivos de uso ilícito, está la denuncia de la lentitud a la hora de ejecutar obras en materia de salud y educación, lo que se refleja en las constantes protestas de niños y jóvenes del municipio pidiendo soluciones en la materia. “Acá viven colombianos que nunca ven una presencia constante del Estado, solo para esto casos es que llega la fuerza pública y eso representa más muertos, tragedia y afectaciones a nuestras vidas, es decir, son parte del problema y no una solución para nosotros”, agregan otros campesinos que, aprovechando las redes sociales, informan de la realidad de esta zona que, aparentemente, no tiene un valor.
Sin embargo, y más allá de la pugna por el control de la zona entre los violentos, organizaciones campesinas y sociales denuncian que además hay un interés de generar procesos de desplazamiento para ejecutar, en un futuro no muy lejano, mega proyectos de infraestructura en la zona sin tener que, precisamente, consultarle a las comunidades o no tener la oposición de las mismas cuando estas reclamen por temas como la conservación del medio ambiente, inclusión en los mismos y acceso a los beneficios que estos últimos generen.
Por eso la apuesta que se genere en verdad la inversión en este municipio para que esta jalone a la comunidad hacia la legalidad y que vea en esta una opción real de ganancia. Ya es hora que allá se materialice lo pactado con la Farc, porque es una realidad que en la zona se vivió, con todo el rigor, la guerra y que los campesinos desean vivir tranquilos, porque confiaron en esa posibilidad, le apostaron a ello y aún están dispuestos a trabajar en esa gran posibilidad.
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