OLMEDO GUACA TIMANÁ
Antes de presentar los ecos de la Minga es necesario indicar algunos aspectos que caracterizan cualquier dictadura tal como nuestra dictadura castrochavista. Pues bien, toda dictadura tiene un líder, obviamente sin ética, sin moral y sin escrúpulos quien produce temores, miedos, falsas noticias, desinforma, hace presión social, hace montajes, manipula a la gran masa especialmente a sus descerebrados fanáticos.
Estos instrumentos malévolos fueron utilizados por la dictadura, días antes de iniciar la minga salió un informe oficial de los organismos secretos diciendo que la minga estaba infiltrada por las Farc, el Eln y que destruiría la capital Bogotá.
De inmediato el gran colombiano en un breve comunicado dijo que la minga se tomaría el poder mediante el socialismo y que este sistema sería establecido, ya se cambió el famoso castrochavismo para producir miedo por el socialismo de los indígenas, negritudes y campesinos que conformaron la minga en general.
La presión hacia la alcaldesa de Bogotá la hizo el Centro Democrático con jugaditas solicitando que el minsalud obrara por cuanto el Covid-19 se dispararía con esta reunión de más de 8 mil mingueros. Por su parte la minga demostró el uso de sus normas de prevención y regresó a algunos mingueros con algunos síntomas que luego dieron negativo.
Una señora bogotana salió a humillar y a ultrajar a los mingueros quienes no se igualaron a semejante adefesio, pero ni la fiscalía, ni la procuraduría, ni defensoría hicieron algo ante esto porque ya se sabe que son del bolsillo de la dictadura y pese a que la ley indica que quien atente contra el racismo, creencias, insultos por política u otros aspectos se hará acreedor a diez años de prisión y a una multa alta en salarios mínimos. Al tiempo circulaba una cadena que indicaba que se habían incautado a la minga 34 laboratorios de coca y que por eso regresaban. Afortunadamente el mismo director nacional de antinarcóticos desvirtuó esta cadena difamante, explicando que si se habían desmantelado 34 laboratorios en Piamonte, 29 en San José de la Fragua por allá en el Caquetá y que eran de las FACR y el ELN, y que estaban muy lejos del territorio de la minga. Hasta un video de las calles y avenidas totalmente llenas de basura circuló endilgando a la minga luego fue desvirtuado porque se comprobó que era de Argentina.
Es claro que los instrumentos de la guerra sucia, presión y desinformación de la dictadura fueron desvirtuados uno a uno. Por el contrario, quedaron excelentes ecos de la minga. Primero el saludo cariñoso de las gentes de cada pueblo por donde pasaban, los saludaban con banderas y el grito: La minga somos todos. En muchos sitios ofrecieron: pacas de gaseosa, empanadas, pan, ollas de chocolate y el caluroso aplauso y saludo de las gentes. Qué decir del recibimiento en Bogotá viejitos corriendo a saludar con su bandera y los balcones al mejor estilo cuando se recibe a una reina de belleza o a un campeón de cualquier disciplina deportiva. Se fajó la alcaldesa Claudia López con su recibimiento, ella misma fue a instalar los sitios, las carpas para personal de salud, de primeros auxilios y demás. No se dejaron infiltrar, los tres ladrones y los dos policías infiltrados fueron sacados con civilidad, respeto y fueron entregados a la autoridad competente, el aseo de las instalaciones fue impecable al igual que durante los recorridos, todo mundo pendiente de las basuras, Mientras tanto nuestro presidente viajaba de un lado a otro hasta sacarle la piedra a los soldados que desde hace horas lo esperaban y el comisionado de paz en un acto de simple mamagallismo decía venir al Cauca a hablar con la minga haciéndose el bobo sabiendo que la minga estaba en Bogotá. ¿Saboteadores estatales profesionales o no?. Simplemente la minga logró hacer ver al mundo lo que los colombianos no queremos ver: desigualdad, violación de tratados, incumplimientos, vació de gobernabilidad, asesinatos selectivos, violación de los derechos humanos, sociales, ambientales y culturales, chuzadas a periodistas…la lista es larga. Hay más ecos de la minga.