Duque: primer año

CARLOS E. CAÑAR SARRIA

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Mañana 7 de agosto se cumple el primer año de desgobierno de Iván Duque. Un personaje que de un momento a otro terminó rigiendo los destinos de Colombia. Una figura joven, de aspecto bonachón, de fluidez verbal, pero también con facilidad para embarrarla; dizque fue buen senador, no esconde cierto carisma; con dotes en el cabeceo y toque del balón de fútbol, hábil en el manejo de instrumentos musicales, gran bailarín, canta y no lo hace mal, en fin, tiene muchas virtudes pero le falta mucho para ser un estadista.

Duque es producto de la improvisación y la irresponsabilidad. Más de 10 millones de colombianos le respaldaron con su voto, no pocos de los cuales, hoy están arrepentidos. Objeto de burlas, memes y caricaturas en las redes sociales y en los medios. Las encuestas siempre lo castigan, con resultados de baja popularidad, algunos se han atrevido a considerarlo de los peores presidentes de nuestra historia republicana, después de Andrés Pastrana. El 63% de los colombianos desaprueban la gestión de Duque, según datos de junio pasado. Recientemente, en la XXI Encuesta Empresarial, 650 empresarios que con contundencia respaldaron la segunda vuelta presidencial, rajaron al gobierno de Duque: el ministro con mejor calificación fue José Manuel Restrepo (3,4); el peor calificado fue Guillermo Botero (2.4), Iván Duque con calificación de 3,2. De otro lado, la expresión de los movimientos sociales no se ha hecho esperar durante este primer año, los movimientos estudiantil, magisterial, indígenas y campesinos, etc.

Duque puede ser visto y analizado desde muchas perspectivas, por ejemplo, la revista Semana, en su más reciente edición, a quien le dedica la portada, hace un balance de su primer año de gobierno, sus alcances y limitaciones. Sostiene que tres factores hicieron que triunfara Duque en relación a otros más experimentados: “por ser candidato de Uribe, por ser una figura refrescante y carismática, por su extraordinaria facilidad de palabra y por miedo a Petro”. Semana le atribuye virtudes ser “inteligente, centrado, responsable y trabajador. Agrega que, no es justo que se le tilde de títere, que no le ha dado gusto a Uribe en todo, como el hecho de que “a Uribe le hubiera gustado ver en el poder a un enemigo del proceso de paz, un partidario de la conmoción interior, de revocar las cortes, de reducir el Congreso, de acortar la jornada laboral y de aprobar una prima extra para los trabajadores”. Le ha dado contentillo a Uribe- señala la revista- en liderar la cruzada a Nicolás Maduro, prohibir el porte de la dosis mínima, en la aspersión aérea con glifosato y en las objeciones a la JEP.




La verdad es que a Duque no le ha ido muy bien en sus relaciones con el Congreso, el cual respira aireado si hay mermelada, institución cada vez más deslegitimada, a la que le importa un bledo las comunidades que teóricamente dicen representar. Un Congreso alimentado de rapiñas, difícilmente se logra depurar.

A nivel internacional, el bloqueo diplomático contra Maduro ha fracasado. Equivocadamente, Duque pensó que en una semana Maduro estaría por fuera del poder; se alió con Trump en esa empresa y finalmente, Maduro sigue campante en el poder y el discurso sobre Venezuela, quedó sin eco. Trump aparenta estar más interesado en su reelección que en la situación del vecino país. El día del espectáculo de la ayuda humanitaria a Venezuela, en que participaron cantantes de corte internacional y nacional, sin guardar proporciones Duque subrayó que los actos que se desencadenarían esa fecha sólo serían comparables con la caída del muro de Berlín. Después fue criticado por Trump, quien manifestó que Duque era un buen tipo, pero ineficaz en el control de las drogas en Colombia: “El negocio de las drogas ha crecido un 50 por ciento en Colombia desde que el mandatario colombiano llegó al poder en 2018”.




Duque es considerado como el presidente que más ha viajado al exterior durante su primer año, 18 viajes. El más reciente lo hizo a China. Patética la escena difundida por los medios y las redes sociales, en la que el ultraderechista Duque hace venias a los héroes de la revolución comunista en la tierra de Mao. Críticas le llovieron de todas partes. Contradicción que llevó a considerar al ex ministro uribista, Fernando Londoño Hoyos, quien de manera irónica señaló que ahora falta que inviten a Duque a Rusia para que le haga venias a Stalin.

Algunos políticos, como el columnista Ramiro Bejarano, dudan de que Duque termine el periodo presidencial. La revista Semana, señala que le llegó el momento de enderezar el rumbo. Creemos que vendrán tiempos difíciles. Sin embargo, hay que esperar el devenir de los acontecimientos, no será fácil despegarse de Uribe, su mentor y mucho menos reacomodar su equipo de gobierno, entre otras cosas.