Dos viejos hablan de otro viejo

marco valencia tradicionalMARCO ANTONIO VALENCIA CALLE

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Hay dos Borges: el que escribió poemas, cuentos y ensayos; y el otro: el que escribió prólogos, conferencias y reseñas.

-La fórmula de la poética de Borges es una receta sencilla, lo dijo él mismo: el sueño, los mitos y las fábulas, bien aderezadas con abstracciones intelectuales.

-Los poemas de Borges son re­flexiones sobre la condición huma­na desde palabras repetidas a lo lar­go de su obra: el tiempo, la vida, los espejos, el río, la noche, el tigre.

-En sus poemas es consecuente: siempre evocando el tiempo, los amigos y escritores que ya pasaron a otra vida. Puras nostalgias y elegías.

-Bueno: el tiempo, la soledad y la muerte, eran también preocupa­ciones recurrentes en su obra.

-Llevó hasta límites insospecha­dos el uso de la metáfora, como re­curso literario en su poesía.

-Sin duda el “Poema de los dones”, es el que más me gusta y es seguro el más difundido de su obra. Allí está expuesta la ironía de la vida: un gran lector como Borges, director de biblioteca, escritor por demás, se queda ciego y es privado de lo que más le gusta. Y con la sabiduría de los viejos nos dice que la vida es un sueño y a todos nos llega el olvido.

-Su literatura intentaba acercar­se a los misterios del universo, y él mismo afirmaba que el lenguaje y la escritura no le alcanzaban para contar lo que quería contar.

-Sin duda, en Borges confluía inteligencia e imaginación.

-No recuerdo donde lo leí, pero alguien dijo que lo de Borges era explorar y generar para sí mismo y para el lector el asombro.

-Retomó la historia, la literatu­ra, la religión, e incluso la filosofía, para inventar. Hoy en día hay mu­chos “borgianos” escritores que lo imitan ya sea en sus formas o en sus temas.

-En esa medida dio un gran men­saje a los nuevos escritores: hay que leer, hay que saber, hay que enterar­se, hay que conocer, porque no basta con querer escribir.

-Confluía en su personalidad un lector y un escritor, dando como resultado a un intelectual.

-Sin duda sus cuentos y ensa­yos dejan ver la influencia de esas lecturas en su obra. Lecturas que alimentaron sus reflexiones sobre el tiempo, la eternidad, el infinito, la identidad.

-“Las ruinas circulares”, ese cuento donde un hombre sueña que consuela a otro, hasta que se da cuenta que él también está sien­do soñado, es maravilloso.

-“En Funes el memorioso”, donde se cuenta la historia de un hombre que se cae de un caballo y se des­pierta con una memoria portentosa, es mi preferido. Funes es un hombre capaz de recordarlo todo pero inca­paz de pensar nada.

-“Ulrica”, es el único cuento de amor que escribió Borges; y allí cuenta el encuentro de la danesa Ulrica con el payanes Javier Otálo­ra, donde el amor se hace posible, incluso en los sueños.

-“La casa de Asterión”, es la his­toria del minotauro que vive en el Laberinto de Creta, y cuenta cómo la imaginación puede sal­var de la locura a una persona, mientras llega la muerte, la única que libera de verdad.

-Son cuentos alegóricos de un universo absurdo.

-En su libro “Otras Inquisiciones”, llega a afirmar que un hecho estético es la inminencia de una revelación que no se produce, y allí su virtud, su encanto, su secreto.

-Borges era un genio para titular sus obras: “artificios”, “ficciones”, “Inquisiciones”, “discusiones”, “his­toria de la noche”, “historia de la eternidad”, “historia universal de la infamia”, “elogio de la sombra”, “la otra muerte”.

-Verdaderos juegos intelectua­les, diría yo. Así como sus frases célebres.

-La frase que más recuerdo de Borges: “La duda es uno de los nombres de la inteligencia”.

-Y a mí, la que más me gusta y me puso a leer sobre ateísmo: “El infierno y el paraíso me parecen desproporcionados. Los actos de los hombres no merecen tanto”.

-Borges murió el 14 de junio de 1986.

-Los escritores como Jorge Luis Borges siguen vivos. Los únicos escritores que mueren son los in­capaces de responder a su destino escondidos en su pereza, los que hablan mucho y no escriben nada.