La periodista Diana Calderón, directora de noticias de Caracol Radio, ha tenido que soportar durante varios días una indignante cadena de amenazas e insultos, a través de la red social Twitter, por haber citado una afirmación mía, como lo suele hacer con las que hacemos quienes somos generosamente invitados a su programa Hora 20.
Alguien equivocada o malintencionadamente asumió que la afirmación era de ella y no mía y desató contra Diana una injusta e injustificada actitud de matoneo colectivo, anónimo en la mayoría de los casos y cobarde siempre.
La situación era tan absurda que ella debía soportar vejámenes por una afirmación que no solo no era suya, sino que además no compartía, como quedó claro cuando en el programa me increpó con una contra pregunta, después de que yo dije lo que dije.
Los insultos deberían haberse dirigido contra mí, lo había dicho yo tal como ella trató de aclararlo en un par de trinos, pero la orden a los trolls ya estaba dada: a por ella.
Además, para los que dirigen el matoneo seguramente es mejor no hacer la aclaración. Diana, además de ser una de las periodistas más destacadas del país, es mujer, y eso para los trolls, que creen haber encontrado una oportunidad, es bocado de cardenal.
Pocas cosas tan asquerosas como el machismo de ese matoneo. Esos cretinos se dedican a insultar con bajezas que nunca le dirían a un hombre.
La afirmación que generó el matoneo se refería a la responsabilidad que – a mi juicio- deben asumir los del NO por las consecuencias que se generan por no permitir que se cierre el acuerdo.
El debate era sobre el hecho de aparente violación del cese del fuego bilateral que terminó con la muerte de dos miembros de las FARC en el sur de Bolívar.
La senadora del Centro Democrático María del Rosario Guerra, se preguntaba qué hacían esas dos personas en un sitio distante de las zonas de pre concentración de la guerrilla e insinuaba, como parece ser una de las versiones de los hechos, que extorsionaban.
Para ella ahí estaba la explicación de lo que pasó y le increpé si ella se preguntaba dónde estarían esas dos personas si ella y su grupo político hubiesen votado por el SÍ el pasado 2 de octubre.
Le hice ver que seguramente estarían en una zona veredal entregando sus armas y agregué que los del NO tenían que asumir las consecuencias de lo que ocurriera por haber bloqueado el acuerdo.
Los del NO se indignan cuando se plantea este asunto. No quieren aceptar que si el conflicto con las FARC continua, con incidentes desgraciados como el de Bolívar o con cualquiera otro en el que resulten víctimas civiles, miembros de la fuerza pública o de las FARC, es por cuenta de que por su decisión no se ha podido cerrar el acuerdo y no se les ha permitido que entreguen las armas y se sometan al ordenamiento jurídico colombiano.
Sus razones son válidas y las respeto, pero producen unas consecuencias sobre las que podemos pedir explicaciones en el debate democrático.
Los del SÍ también tendremos que responder si, por ejemplo y por desgracia, un jefe de las FARC que ha recibido beneficios jurídicos y políticos en virtud del acuerdo vuelve a delinquir. Ahí los del NO tendrán el derecho de increparnos.
El asunto es éticamente igual a quien decide, por ejemplo, que no se aplique una droga a un familiar enfermo porque tiene unas consecuencias colaterales y por esa razón la enfermedad persiste o se agudiza.
La responsabilidad que se invoca no es por supuesto jurídica, mucho menos penal, es personal, social y política por eso me sorprendió que, en medio de la reacción, el ex ministro y constituyente Jaime Castro, a quien aprecio y admiro y de cuyas conversaciones salpicadas de pequeña historia de la política colombiana espero seguir disfrutando, me instara a que pusiera las denuncias antes los tribunales contra todos los del NO.
Doctor Castro, cuando yo los invito a asumir las consecuencias de su decisión no es que crea que deban responder penalmente por los delitos que se cometan en el marco del conflicto, me refiero a que si están en actividad política electoral van a tener que dar explicaciones de por qué les parece justificado que siga habiendo muertos, ¿a cambio de qué? Si no están en la política electoral como es su caso, creo que socialmente deben explicarlo.
A usted, Doctor Castro, también le pregunto, como le pregunté a María del Rosario, otra amiga de hace años, si cuando oye las noticias de los riesgos del incumplimiento del cese de fuego no se cuestiona si hubiese sido mejor dejar cerrar el acuerdo.
Usted que ha invocado la defensa de la Constitución y ha explicado su NO por el hecho de que se quisiera elevar el acuerdo al bloque de constitucionalidad, ¿cree realmente que ese debate jurídico, que se hubiese zanjado siempre en favor de la Constitución, amerita de veras que siga habiendo muertes del lado que sea?
A mí tampoco me gustaba como estaba escrito lo del acuerdo especial, pero no me parece que ese debate de técnica jurídica amerite que se dispare ni una bala más.
Apreciado Doctor Jaime, cuando yo digo que los del NO deben asumir las consecuencias de su decisión, no es que para que vayan a hablar con ningún juez a dar una explicación que no tienen que dar, basta que hablen con su propia conciencia cada vez que haya un incidente desgraciado en esta situación tan incierta y frágil. No quiero que me cuente qué le dice su conciencia, simplemente óigala.
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