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FERNEY SILVA IDROBO
Eran las 11 de la noche, el semáforo estaba en rojo, el cruce sobre la avenida estaba vacío, revisó que no viniera ningún vehículo para pasar y ganar al menos 30 segundos; de reojo y antes de acelerar se percata de unos agentes de policía motorizados que están atrás de él, pacientemente cambia de actitud y espera el cambio a verde.
En otra situación. Sus palabras eran soeces, iba a levantar la mano para golpear a la madre de sus hijos –su esposa– pero ve que la cámara del centro comercial está activa y apunta al espacio de la controversia; toma aire, levanta la voz y se va.
¿Qué hace que la gente cambie de actitud?
Los condicionamientos a través de la autoridad o el juzgamiento social se constituyen en elementos de prueba o persuasión para quienes sus acciones tienen doble moral dentro de comportamientos no aceptados por la sociedad o la ley.
Aunque debiera ser el grado de conciencia individual y luego colectiva la que dirigiera nuestros comportamientos, no funciona así, esta, solo se logra con la educación y el conocimiento.
La tecnología sirve para condicionar e impulsar nuevos aires, el país vive por los medios de comunicación independientes pero en especial por las redes sociales, la manifestación a veces clara y/o emocional de sus sentimientos.
Al no estar en la agenda nacional el conflicto con las Farc, hemos colocado nuestra atención en los elementos que dieron origen a la guerrilla, a la creación de los grupos paramilitares y a la culturización mafiosa de esta sociedad.
La radiografía que brindan los nuevos canales de comunicación, permite identificar claramente la violencia contra los niños, la mujer, los abusos de las autoridades y los comportamientos ilegales del ciudadano corriente, entre otros; es decir, toman el pulso segundo a segundo de la humanidad.
La velocidad de la informática deja congelada en términos de respuesta a la justicia, la gente sigue pidiendo altas penas cuando el problema es la impunidad, ocasionada por la corrupción en todos los órganos que la imparten, que ven en la falta de herramientas modernas la excusa propicia para dilatar procesos en beneficio de los delincuentes.
Debemos aprovechar que tenemos el diagnóstico que era conocido y manejado por la elite del país hace más de 80 años, pero, debido al manejo de la información cerrada y con canales limitados en esa época, no fue posible que la población del campo y la ciudad gozara de la oportunidad de conocer y participar activamente en las decisiones del estado; hoy las redes cambiaron eso.
El número de escoltas de personalidades en la escena pública y privada, nos refleja el grado de desigualdad de nuestro país. Una sociedad justa no se preocuparía por protegerse de sicarios sino por construir y resguardar la educación y el conocimiento, así disminuir la cantidad de asesinos sociales.
Las redes sociales han cambiado el comportamiento de las masas, que se sienten más vivas, pero también a merced de las falsas noticias que buscan manipular su conducta en beneficio de intereses económicos.
Las actuaciones de la fiscalía no corresponde a lo encomendado por la sociedad, es un hecho que intereses personales han estado en contravía de sus funciones y de un cándido pueblo al que le mintieron, la entidad no está politizada, peor, esta monetizada.
Algunos medios de comunicación regional y local, deberán replantear sus vocaciones propagandistas electorales con fines económicos; hoy, se abre espacio al periodismo directo e investigativo, es una oportunidad para quien se arriesgue a ganar la confianza del ciudadano.
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