MARITZA ZABALA RODRÍGUEZ
@mazarito1
Desde hace más de 400 años, el refrán “Dime con quién andas, y te diré quién eres” citado en la segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra (1615) nos advierte sobre el peso que tienen en nosotros, las relaciones con otras personas.
En esta línea y en medio del ecosistema VUCA (Volatile, Uncertain, Complex and Ambiguous) en el que estamos inmersos personas, empresas y sectores, tras identificar ¿qué buscamos con nuestro accionar? nos cuestionamos también sobre la gestión estratégica de las relaciones con diversos actores clave.
El capital relacional que tenemos en nuestros entornos es un activo estratégico que ratifica el peso actual del “capitalismo de las partes interesadas”, las audiencias o los grupos de interés en cada una de nuestras actividades, por lo que importa mucho afinar apoyo, colaboración, atención, servicio, afinidad o empatía.
Y suena sencillo, pero quien ha liderado proyectos sabe que tener a todas las partes en equilibrio no es tan fácil y que lograr negocios gana-gana cuesta mucho trabajo, pues va de la mano con conceptos como intangibles, conocimiento, talento, reputación, rendición de cuentas, transparencia, corresponsabilidad, valor creado y compartido que no todas las partes identifican y ponen en práctica.
Lo que es cierto es que, para poder ser sostenibles, debemos adaptarnos a los nuevos modelos de negocio que coexisten hoy. Además, la Covid-19 aceleró muchos procesos un par de décadas, lo que nos compromete aun más con los mínimos de cara a tener la propuesta de valor sostenible para nuestro capital relacional, soportado en el diálogo, la interlocución y el relacionamiento efectivo con cada grupo identificado de la competencia, clientes, colaboradores, accionistas y audiencias directas e indirectas, con las que nos contactamos.
Peter Drucker, manifestó respecto a la empresa que esta es una entidad de la sociedad que debe evaluar como su gestión impacta cada decisión de bien común y como aporta al afianzamiento y unión de la sociedad. No es gratis que temas de agenda como las múltiples demandas sociales, medioambientales o éticas estén ligados a identificar y clasificar stakeholders, sus intereses, perspectivas, jerarquía, poder e influencia.
Al respecto del relacionamiento con diferentes actores hay ejemplos de debilidades en la gestión y negociación, que nos dejan mensajes significativos respecto a la necesidad de rendir cuentas, ser transparentes, pues no hacerlo permite sospechas o especulaciones que pueden generar impactos reputacionales negativos.
Igualmente, algunas empresas han puesto en marcha acciones de Advocacy, defensa o abogacía, para responder de manera integral, concreta y en el marco de la situación económica, social, política de cada entorno, paracomunicarse sobre un mapeo juicioso de actores y relaciones, para generar espacios de diálogo en los que se logren conversaciones sanas para desmontar desconfianza en las relaciones y lograr percepciones favorables con cada grupo de interés.
No es fácil, tampoco imposible. Lo satisfactorio es que cada vez que logramos generar estos relacionamientos con clientes y diversas audiencias, ambas partes ganan. Lo digo pues es parte de lo que hago en el día a día. Por cierto, ¿Cómo están las relaciones con su público objetivo?