Cada 9 de agosto se conmemora este día, ya que en 1982 tuvo lugar la primera reunión del Grupo de trabajo de las Naciones Unidas sobre poblaciones indígenas de la Subcomisión sobre la promoción y protección de los Derechos Humanos.
Redacción El Nuevo Liberal
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Más del 5% de la población mundial pertenece a algún grupo indígena, aproximadamente unos 370 millones de personas. Son más de 5 mil grupos distintos en unos 90 países, y hablan una abrumadora mayoría de las aproximadamente 7 mil lenguas del mundo. Sin embargo, constituyen, una de las poblaciones poblaciones más desfavorecidas y vulnerables representando el 15% de los más pobres. Así lo afirman cifras reportadas por la Unesco.
En diciembre del año 94, durante el Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció que cada 9 de agosto se celebre el Día Internacional de los Pueblos Indígenas (resolución A/RES/49/), dado que en esa fecha se conmemora el día en que el Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías celebró su primera reunión en 1982.
Sin embargo la decisión fue más allá y al término del primer decenio, y debido a la importancia del tema, la Asamblea de la ONU proclamó un Segundo Decenio Internacional, del 2005 al 2015, con el tema ‘Un decenio para la acción y la dignidad’.
Es así como un año después de terminar ese segundo decenio, los retos en cuanto a fortalecer la cooperación internacional para la solución de los problemas con que se enfrentan las comunidades indígenas en esferas tales como los derechos humanos, el medio ambiente, el desarrollo, la educación y la salud, continúan.
Este año, desde la Organización de Naciones Unidas se estableció un tema primordial para los pueblos indígenas: el derecho a la educación. “El derecho de los pueblos indígenas a la educación está protegido por la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que en su artículo 14 dispone que ´los pueblos indígenas tienen derecho a establecer y controlar sus sistemas e instituciones docentes que impartan educación en sus propios idiomas, en consonancia con sus métodos culturales de enseñanza y aprendizaje’”, dice el comunicado.
De otro lado, tras aprobarse la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático en 2015, donde se puso en marcha un nuevo y ambicioso programa destinado a crear un mundo de dignidad para todos, respetando el planeta; el objetivo 4 de esta agenda, insta a asegurar el acceso igualitario a todos los niveles de la enseñanza y la formación profesional para las personas vulnerables, incluidas las personas con discapacidad, los pueblos indígenas y los niños en situaciones de vulnerabilidad.
Sin embargo, “A pesar de lo dispuesto en estos instrumentos, la mayoría de los pueblos indígenas no pueden ejercer plenamente el derecho a la educación, y existen graves disparidades en materia de educación entre los pueblos indígenas y la población en general”, puntualiza el comunicado de la Asamblea General de la ONU.
Por eso la lucha constante de los pueblos indígenas, especialmente en lo que tiene que ver con el derecho a la educación se argumenta en que “cuando los Estados y los cultos religiosos establecieron la educación académica para los pueblos indígenas, con frecuencia ignoraron o rechazaron las culturas, los idiomas y las prácticas indígenas”.
De ahí que para la ONU sea propicia esta fecha para reafirmar la determinación de la UNESCO de salvaguardar y promover su identidad, sus lenguas y sus sistemas de conocimiento. “Los pueblos indígenas son custodios de una rica diversidad cultural y portadores de conocimientos únicos de vida sostenible y respeto de la biodiversidad. Para alimentar y aprovechar esa capacidad, se requiere una educación inclusiva y equitativa de calidad para todos. Demasiados pueblos indígenas siguen privados del pleno derecho a una educación de calidad”.
Según estudios, los niños pertenecientes a pueblos indígenas tienen menos probabilidades de matricularse en la escuela y son más propensos a obtener peores resultados educativos que los demás niños. Esa marginación, que está vinculada a obstáculos socioeconómicos y culturales, suele crear un círculo vicioso de desventaja. Esa brecha moral y de desarrollo es perjudicial para la humanidad en su conjunto.
Así va la reparación de los pueblos indígenas víctimas del conflicto
Así como los afordescendientes y los campesinos han padecido el conflicto armado del país durante más de 60 años, las comunidades indígenas también ocupan una gran cifra de ese consolidado de víctimas que ha dejado la guerra en Colombia.
La afectación espiritual, territorial y cultural sufrida por los grupos étnicos, ha intentado repararse a través de la Ley 1448 de 2011, por medio de la reparación colectiva que hace el estado a través de su Unidad para las Víctimas.
Más que daños individuales como homicidios, amenazas o torturas, el peor estrago de la violencia sobre ellos ha sido la ruptura de esta relación. A la fecha, la Unidad ha incluido como Sujetos de Reparación Colectiva a 117 comunidades indígenas, de las cuales 37 caminan hacia la implementación de un plan para el restablecimiento del equilibrio y la armonía de los pueblos indígenas.
“Desde la Unidad buscamos que el proceso se entienda más allá de una sumatoria de personas. Acá entran a medirse factores como el valor de la tierra (la ‘Madre’, el origen), el valor de la cultura, la espiritualidad y la visión del mundo”, asegura Óscar Javier Vargas, director de Asuntos Étnicos de la Unidad para las Víctimas.
De ahí que sea importante trabajar el enfoque diferencias con estos pueblos indígenas, “Por eso existe la consulta previa en estos procesos (no requerida para los sujetos de Reparación Colectiva no étnicos): para recoger, a través de sus líderes, la mitigación detallada de los daños”, añade Vargas.
Las cifras
De acuerdo al Registro Único de la Unidad para las Víctimas, los departamentos con más hechos victimizantes declarados en el marco del conflicto son Cauca, Nariño, Chocó, Antioquia, y la ciudad de Bogotá (gran receptora de desplazados), lo que evidencia la afectación exacerbada de los enfrentamientos sobre los pueblos indígenas.
En el Registro Único, 175.453 personas se autorreconocen como indígena. De ellas, han padecido desplazamiento forzado (170.974 hechos registrados), homicidio (7.612 hechos), amenazas (4.905 hechos) y actos terroristas, atentados, combates y hostigamientos (3.693 hechos).
“No hay un indicador que nos diga cuál es el valor espiritual o inmaterial de cosas que no entendemos fuera de la comunidad. No se puede medir el valor del árbol que era la conexión entre ‘el mundo de arriba y el mundo de abajo’; pero el reto es concertar con la comunidad sobre cómo resarcir estas afectaciones de la mejor forma”, concluye Vargas.
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