WALTER ALDANA Q.
El pasado sábado 30 de abril, hacías las 11:34 A.M. en la vereda Morales del corregimientos de Melchor, municipio de Bolívar, al sur del Cauca, tres hermanos fueron asesinados por un grupo armado sin identificar, quienes llegaron al sitio de habitación, obligándolos a salir y ejecutándolos con armas de fuego.
Según estadísticas de Indepaz esta es la quinta masacre en nuestro departamento del Cauca, en lo corrido de este año, las autoridades civiles y militares «simples notarios del conflicto social y armado», cuentan víctimas, cómo simple estadísticas para los reportes a medios de comunicación.
Solo alcanzamos a vivir en Cauca, un año de «paz», posterior a la firma de los acuerdos entre las Farc- Ep y el gobierno nacional en el año 2016, alcanzamos a soltar las mariposas amarillas de Aureliano Buendía, llevando al mundo el mensaje de un futuro tranquilo, dónde las diferencias se tramitarian desde el diálogo, la concertación y construcción conjunta, para ello las urnas tomaban nuevamente su importancia en el camino de emular a partir de tesis, propuestas de desarrollo, una democracia que aunque débil, es la nuestra.
Y en la implementación de dichos acuerdos el sector del modelo neoliberal y aperturista, los ricos, dueños de los bancos, la gran industria y agroindustria, los más poderosos medios de comunicación, siguieron con sus gobiernos de bolsillo, esforzándose por hacer trizas el acuerdo.
Y en una maniobra lingüística llena de interés perverso; le llamaron «paz con legalidad», sembrando las dudas de la legitimidad constitucional de lo firmado. Por ello el presidente Duque participa en la gesta electoral, trenzando a favor de un candidato electoral y en el colmo de la desfachatez, el comandante general de las fuerzas armadas Zapatero participa en política, expresando su opinión sobre el candidato Petro, es decir rompiendo la prohibición legal de no ser deliberante.
A la estrategia de generar miedo (que el castrochavimo, que la expropiación, la eliminación de subsidios, etc., se le suma ahora el temor a un GOLPE DE ESTADO) por parte de los militares, ante el avance para ganar en primera vuelta de la dupla Gustavo-Francia.
Y esa situación nacional se refleja en el Cauca, es más prioritario deliberar sobre política, que controlar los brotes de violencia permanentes en nuestros campos, dejar que crezcan estructuras por fuera de la ley, que acallan a los liderazgos sociales, les decretan ley seca y toque de queda, por caminos y malas carreteras de nuestras zonas rurales, patrullan; variados grupos armados, no se sabe cuántas estructuras hacen presencia en tal o cuál municipio, sucede que a quienes se están posicionando territorialmente llega otro grupo y a partir de enfrentamientos armados les sacan de allí y quedan los venideros, hasta que se repita el ciclo.
La existencia de conflictos de carácter armado, les favorece a la clase dominante ( por qué a ello se le puede achacar todos nuestros males), recordemos que a partir de la firma del «acuerdo para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera», vinimos a conocer la existencia de carteles del papel higiénico, el cemento, la hemofilia, etc, quiere decir ello, que mientras unos combatían, otros ( y por cierto no fuimos los pobres) creaban estructuras, acuerdos, «legales» para delinquir.
Si entendemos los derechos humanos no solo como el principal a la vida, comprendemos que los sociales (educación, salud, vivienda, producción, ingresos, etc.), son tan importantes que constituyen, la vida digna, el derecho a «vivir sabroso».