Aparte del escándalo que motiva las polémicas, el drama de Aida Merlano no va a tener grandes consecuencias. A lo sumo el señor Arturo Char no será presidente del congreso. El nuevo fiscal amigo de Duque no va a mover un dedo para que la señora Merlano declare ante jueces colombianos, bajo el pretexto de que es una delincuente prófuga y que Venezuela es una dictadura. En todo caso, muchos ciudadanos confirmamos lo que se sabe de antaño: que los caciques y familias poderosas de las regiones definen en gran medida el juego corrupto del poder en Colombia. Y como siempre, los de arriba seguirán haciendo sus negocios privados con el dinero público. Creo que la presidencia de Duque ostenta detrás de su dudosa honorabilidad algún porcentaje de venta de votos en su campaña. Y como consecuencia de este apoyo obtenido, el presidente está pagando favores bajo la pantalla demagógica de la equidad.
La reforma tributaria dio millonarias exenciones a la gran empresa, con el aval de un congreso de dudosa moral -no todos, hay que reconocerlo-, probablemente para devolver lo que por diversos caminos el gran capital invirtió en su elección presidencial. Y ahora sí, luego de un pacto por debajo de la mesa, el señor Vargas Lleras respaldó esta reforma laboral, avizorando su colaboración con el gobierno en el año 2020. No importa que esté demostrado por autoridades de la disciplina económica, que eso regalos en nada ayudan a crear empleo. Pero entonces ahora el ministro Carrasquilla salió a decir que en Colombia hay que tributar más, y que faltará mucha plata para financiar al Estado en un futuro cercano. Cinismo ostenta este señor, luego de haber tramado el regalo a los grandes. Este gobierno, lo es en beneficio de la Sac, Fedegán, Fenalco, Anif, los grandes terratenientes, y la gran minería. Y es por ello que la idea de equidad es solo una consigna grotesca. Existe un liderazgo corporativo y el presidente gobierna con los grandes gremios. Por eso apenas surgió el paro, el director de la Sac salió a rechazar las protestas, y Duque pretendió sentar en la misma mesa a la dirección del paro con los empresarios.
Pero la equidad también tiene que ver con la libertad de opinión y los derechos de la oposición. Luego de la elección del nuevo fiscal, ¿abrirá el señor una investigación efectiva sobre las chuzadas que el ejército hacía en Fusagasugá y que la Revista Semana destapó a inicios de este año? No lo creo. ¿A qué personaje del CD le entregaban sus informes los militares? Ojalá que las denuncias de Roy Barreras ante la CIDH prosperen. Aparecen otra vez chuzadas y campañas de desprestigio contra distinguidos periodistas desde las “bodegas” uribistas. Todo esto es una pesadilla que se repite, como en las películas de terror, y el guión lo aporta el CD y el senador Uribe, como antaño.
Por esto, y por otros motivos, miles de ciudadanos están indignados y han salido a las calles desde noviembre 21. El paro que continúa, y que Duque está tratando de desmembrar con el pretexto del diálogo nacional, es una alternativa, por lo menos para que en la calle los ciudadanos sigamos reclamando frente a la corrupción de la clase política colombiana.
La alternativa a la inequidad gubernamental es seguir luchando desde nuestros lugares ciudadanos, y apoyando al periodismo independiente. Para eso también están las redes sociales. Y la calle, a donde hemos de salir a protestar para exigir una negociación entre las exigencias del Comité de Paro y este gobierno mediocre.
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