¡De por Dios, respete las normas de tránsito!

FRANCISCO ALEJANDRO CALDERÓN CORTÉS

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La muerte de la joven Lilian Muñoz causa mucha tristeza porque, como indicaron los amigos, era una joven emprendedora, honesta y soñadora, como esas miles de mujeres que día a día, se rompen el espinazo para sacar adelante sus sueños, sus hogares, a sus hijos. Una situación que nos ubica en el plano de la rebeldía religiosa, donde surge la pregunta elemental de Dios, por qué pasa esto.

Pero dejando a un lado a Dios, que por si debe estar muy ocupado resolviendo innumerables peticiones ciudadanas, hay que encarar la cuestión que surge frente a casos trágicos a los padecidos a esta ex integrante Instituto Técnico Industrial de Popayán: ¿cómo nos estamos comportando a la hora de movilizarnos por nuestros corredores viales? ¿Cumplimos las normas de tránsito como medio para salvaguardar nuestras vidas?

Las respuestas a estos interrogantes nos conducen un rotundo no: en estos momentos, funcionarios de la Seccional de Tránsito y Transporte de la Policía trabajan a brazo partido para hacerle entender a los conductores, así como a los peatones, que cuando uno conduce o recorre una vía, lo que está en juego es la vida. Así de sencillo.

Pero no, los centenares de usuarios viales conducen como si creyeran que fueron cuerpos gloriosos, que tienen comprada la vida, por eso irrespetan las normas de tránsito, entonces las calles son verdaderos escenarios de la muerte, convirtiendo los siniestros viales en una de las primeras causas de muerte en Popayán, el Cauca y el país.

Esa afirmación no la dijo yo, vaya y revise las cifras y encuentra esta dura, cruel y dura realidad. Así como Lilian Muñoz, los accidentes de tránsito están acabando con los sueños de familiares, trucando amores y proyectos de vida. Se puede remediar esta situación, sí. Con respetar las norma de tránsito y tener un comportamiento moderado a la hora de conducir. Por ejemplo, no excederse de los límites de velocidad, usar el cinturón de seguridad, y en el caso de los motociclistas; usar el casco. Algo tan sencillo que salva vidas, evita tragedias y nos ahorra esos dolores, más en un país donde está todo diseñado para que uno no sea feliz.

Me comentaba uno de los jefes de la Seccional de Tránsito y Transporte de la Policía que los conductores, especialmente de las motos; están más preocupados en cómo evadir los controles para verificar si se están comportando bien; que en verdad tomar conciencia de la importancia de ser conductores responsables. Se esfuerzan más en falsificar los documentos que exige la ley, como el Soat; que en preocuparse en cumplir una señal de alto, respetar la cebra o no conducir bajo los efectos del licor. Prefieren sobornar a un funcionario de tránsito tras ser descubiertos una infracción vial, que tener presente que cuando se transita en las carreteras está el juego algo que ni el más millonario de los mortales, como cualquier ex gobernador del Cauca, puede comprar: la vida.

Esperamos pues que esa cantidad de muertos por accidentes viales terminen, que no acaben con proyectos existenciales que a diario se forjan con arduo trabajo y que terminan tirados, en medio de regueros de sangre, en los pavimentos de nuestras carreteras. De verdad quiero que se acabe esa realidad vial, por eso, por favor conduzca de manera moderada, respete las normas de tránsito y no deje su existencia tirada en las calles.