Por: Olga Lucía Volverás
Las expresiones artísticas y las intervenciones al espacio público siempre se han visto ligadas a la censura y la represión policial, sin embargo, los jóvenes de Popayán buscan transformar esa visión y demostrarle a la comunidad que el arte callejero no es obra de “vándalos” como algunos los llaman, sino que es una forma de expresar la inconformidad del pueblo.
En medio de la coyuntura que vive Colombia desde el pasado 28 de abril, cuando inició el Paro Nacional, el ejercicio de pintura callejera se ha convertido en el canal que tienen las personas para comunicar lo que no se ve en los medios de comunicación tradicionales. Y es debido a la incomodidad que estos murales generan, que muchos han sido borrados o censurados por simpatizantes del gobierno.
Esto ha llevado a que artistas plásticos, diseñadores gráficos y pintores, entre otros, se organicen con el fin de crear encuentros populares y así formar unión comunitaria.
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Desde hace varios años, en Popayán se han venido desarrollando diversos procesos ligados a la pintura callejera, esto de la mano de organizaciones como el Colectivo Monareta, Colectivo Graficultores, el Colectivo Reverso y el Colectivo Contraluz, entre otros.
El gremio de muralistas del Cauca y específicamente de Popayán ha logrado conectar las zonas periféricas de la ciudad con el centro, y es que, gracias a los distintos procesos llevados a cabo en las comunas, cada día es más común ver murales con distintos mensajes en algunas calles cercanas al centro histórico donde las paredes blancas son defendidas por quienes quieren conservar la idea de ciudad colonial.
Sin embargo, en medio de las movilizaciones y encuentros realizados en el Paro Nacional, han surgido nuevos colectivos que buscan mostrar el sentir de la protesta a través de los murales. Uno de ellos es el Colectivo EmbarrArte, que nació a partir de un cacerolazo realizado el pasado 22 de mayo en el sector de Pomona, en el marco del “Primer encuentro popular en torno a la vida y la paz en Colombia”.
“Este espacio nos permitió encontrarnos con miembros de la comunidad y reconocernos del dolor, la rabia y la indignación colectiva ante tantos hechos lamentables que ocurrieron en la ciudad. Esto nos hizo cuestionarnos y convocarnos para generar una transformación desde nuestros barrios. Tomamos ese dolor e impotencia y lo transformamos en amor, arte y pedagogía, que no es más que una forma de resistencia”, afirmó Ángela Urrea, abogada y miembro del colectivo EmbarrArte.
En dicho encuentro participaron artistas, pintores, danzantes, deportistas, niños, adultos mayores, mujeres y jóvenes. Pues como algunos artistas dicen, el mural se convirtió en la excusa perfecta para convocar a diversos actores de la comunidad. Además, se construyó un mural de forma comunitaria, en el cual están plasmadas las mamás de primera línea, pues según Ángela, porque representa la figura de protección. “Quisimos recordar a Allison y a Sebastián, pero desde la alegría y el amor, es una forma de hacer memoria. Asimismo, tenemos a los afro, las feministas, los deportistas, campesinos, indígenas, niños, que representan la lucha popular y continua hasta que la dignidad que vuelva costumbre, que es la frase plasmada en el mural”, aseguró Ángela.
Ángela también cuenta que, sintieron la necesidad de identificarse, entonces pensaron lo que querían como organización y decidieron llamarse “EmbarrArte”, pues significa la unión del barrio y la construcción a través del arte. Su lema es “recreando el tejido popular”, esto como una apuesta por construir desde la base, la visibilización y la transformación.
El colectivo EmbarrArte dejó claro que tienen una visión más allá del paro, pues creen que hay un trabajo que hacer en función de las necesidades de la comunidad, y buscan participar en la construcción de ciudad y articulaciones entre artistas, colectivos y organizaciones.
Otra de las organizaciones nacidas en medio del Paro Nacional es el Colectivo Moralismo 2021. Creado por dos jóvenes que quieren mostrarle a la gente que los estudiantes no son vándalos, sino que son jóvenes cansados de que los censuren. Isabel Avirama es estudiante de Diseño Visual en el Colegio Mayor del Cauca, y junto a su novio, decidieron empezar a invitar a la gente a pintar. En los 44 días que lleva el paro han pintado 11 murales en diversos puntos de Popayán, y han participado en algunas actividades organizadas por otros colectivos, por ejemplo, “Un Mural por la Vida”, llevado a cabo el 5 de junio en el barrio Camilo Torres.
“Hemos querido plasmar el cambio que queremos ver a través del arte y el amor. Queremos inspirar a las nuevas generaciones y demostrarles que hacer arte no es un acto criminal, sino que es amor a la humanidad, a uno mismo y a todo lo que nos rodea. Plasmamos la realidad del estado opresor, todo lo que los medios visuales no nos han querido mostrar”, expresó Isabel.
Tal vez el mayor reto que tienen los colectivos y los artistas independientes es lograr el cambio concepción que algunas personas tienen frente a que quienes pintan las paredes son desadaptados. Es un proceso largo que ha tomado fuerza en la ciudad y en el país, y que poco a poco la gente se va dando cuenta que al contrario de ser actos “agresivos”, son la voz de la comunidad.
Este sábado 12 y domingo 13 de junio se realizará en el sector de Pomona, el Segundo Encuentro Popular Tejiendo Puentes, donde habrá manifestaciones artísticas, culturales y pedagógicas. Se llevarán a cabo talleres de siembra, tejido, danzas, presentaciones musicales, chirimías y estará un mercado orgánico. De forma simultanea se efectuará la intervención artística del puente y del muro de contención, que contará con la participación de artistas, estudiantes, docentes de la universidad del cauca, barristas, integrantes de la comunidad de sordos y sordas, y de toda la comunidad.
La invitación de los colectivos es a que la comunidad en general participe de este tipo de espacios, pues son abiertos y no es necesario que sepan pintar, sino que tengan la buena energía y amor para construir en colectivo.